Es necesario hacer un reconocimiento a los expertos que hacen un esfuerzo por contribuir al incremento de conocimiento en México, hemos constatado el aporte de científicos e investigadores para contestar parte de las interrogantes que aquejan a la humanidad. Pareciera aburrido el tema, pero nuestro país es uno de los que más cooperan en el campo de la investigación teórica; podría ser práctica, pero no hay los apoyos económicos suficientes. Pienso que nuestro país debe apuntalar la investigación científica, hoy la pandemia nos hace recordar que tan abandonados están los investigadores y cuanta falta hacen sus contribuciones en el campo de la salud.
Estamos caminando hacia un cambio tecnológico brutal. En el 2030, tendremos avances que serán de ciencia ficción, los vehículos de combustión interna y helicópteros están por desaparecer, esto cambiará nuestro concepto de transporte público y particular.
Hoy en día, circulan en nuestro país vehículos con capacidad de manejo autónomo, estamos a cinco años de ver drones transportando personas de forma segura. Incluso existen tecnologías que, si se aplicaran correctamente, nos permitirían salir de alguna crisis en tiempo récord, pero faltan parámetros, datos y formatos, basados en una investigación seria que estén acordes con nuestra realidad, pero hacer eso requiere investigación, tiempo, práctica de campo, muestreos y, ya después, la implementación con base en la experiencia del usuario. Sé que suena utópico, pero para eso son los institutos de investigación de los diferentes centros de estudio en México.
Para explicarme, me permitiré dar un ejemplo, en Iztapalapa se desarrolló un centro de pronóstico temprano de tormenta que sirvió para que los pobladores pudieran aplicar medidas de prevención y mitigación de riesgos, logrando resultados impresionantes en el primer año de funcionamiento, reduciendo la pérdida del patrimonio de las zonas afectadas y bajando el costo de rescate a la población; obvio que este centro fue desarrollado por científicos y expertos que pudieron cristalizar este proyecto.
Esa inversión se amortizó de manera casi instantánea, los beneficios a los habitantes fueron palpables y los resultados políticos se hicieron patentes. Lo que deseo ilustrar es que un trabajo de investigación científica, aplicada con resultados prácticos, es un acierto por donde se vea.
El área que más debe aprovechar esas investigaciones para aterrizarlas en la práctica es Protección Civil, ya que el Cambio Climático es la amenaza más grave que se cierne sobre el planeta, sólo las sociedades mejor preparadas y con herramientas adecuadas serán las que tengan mejores posibilidades de sobrevivencia.
EN POSITIVO, en el campo de la investigación científica y de aplicación de conocimiento para la reducción del riesgo y desastre en México se encuentran dos vanguardistas que han hecho realidad varias investigaciones, Mario Ruíz y Luis Eduardo Pérez Ortíz; afortunadamente, cada vez existen más investigadores y expertos que pueden ayudar a prepararnos para el futuro próximo.