La pandemia retraso su estreno, como el de muchas otras tantas películas, pero por fin llegó la tan sonada y esperada última película de Daniel Craig como Bond, la número 25 de la franquicia.
163 minutos, casi tres horas de duración, y con eso uno asume que la diversión y el entretenimiento están asegurados a la par de la nostalgia de despedirse de uno de sus Bonds más representativos, de ahí que sorprenda que el último filme de Cary Fukunaga cumpla a medias.
El desorden que había resultado de Spectre había tambaleado la franquicia de nueva cuenta, era difícil acomodar las piezas que ya de por sí no tenían ni sentido ni ritmo, y sin tiempo para morir se levanta a trompicones, ni la crítica ni los fanáticos estuvimos muy a gusto con la idea de seguir una línea argumental que ligara todas las entregas. Y lo que pudo ser interesante, terminó siendo una mezcolanza que obliga a los menos fanáticos a mirarse, si o si, todas las entregas protagonizadas por Craig para entender medianamente quien es Spectre.
Bond lleva cinco años retirado, hasta que al intentar cerrar su pasado en Italia frente a la tumba de Vesper, este recibe un atentado que pone en riesgo su vida, su propio retiro y su amor por la Dr. Swann. Sus años en el retiro han provocado ciertos cambios en la MI6, el más significativo es que hay un nuevo agente 007.
Todos los clichés se cumplen: un villano- con monólogo integrado- que quiere acabar con el mundo, ahora con un virus letal, un amor imposible, un equipo de expertos al servicio de Bond, y secuencias de acción trepidantes que por desgracia ya se sienten un poco gastadas, y minúsculas en comparación la duración del filme, que repito, es de casi tres horas.
Pocas cosas cumplen, pero en específico el villano (Reími Malek) es soso, y aparece a media película, no nos importa su motivación que resulta caricaturesca al final. La fotografía es muy del estilo visual de Fukunaga, pero no logra salvar el filme que por momentos se siente aburrido, pecado mortal al hablar de un filme del 007. Eso sí, la secuencia en Cuba a lado de Ana de Armas, es las más rescatables y uno se pregunta, ¿Por qué no se fueron por esa vía, y porque ella sale tan poco? Su toque de frescura dura poco.
En conclusión. Solo para fanáticos, y lo que es peor, para fanáticos de Spectre, que son pocos. Cuando la era de Craig como Bond dio inicio, la gente se maravillo por la frescura que inyectó después de un Brosnan, para mí gusto, soso, aburrido y arcaico. Por desgracia, la etapa del Bond fresco acabo hace 3 películas.