Columnas
El instrumento principal del que se han valido en Morrena en contra de sus adversarios, especialmente en lo que hace a la elección más importante que se registrará en el país el próximo 2 de junio, son las encuestas.
En base a que este tipo de ejercicios son de quien los paga, resulta hasta lógico que éstas reporten que Claudia Sheinbaum Pardo, se supone que cada vez amplía más la brecha entre ella y la coordinadora de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez.
Sin embargo, bien puede observarse una falla que tienen éstas, o más bien las encuestas que buscan repuntar a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, como se los han instruido desde el oficialismo; ocultan un dato sumamente importante: el 58 por ciento de los encuestados rechazan responder los sondeos que en el caso de Morena, están hechos más que a modo, basándose en preguntas inducidas y en vender la versión de que México se encuentra en una de sus mejores etapas, por lo que el continuismo es la mejor opción.
Este porcentaje de rechazo es importante y tal parece que desde el oficialismo se empeñan en subestimarlo, pasando por alto la manera en que puede infringir en las elecciones. Y esa precisamente es la verdadera y real encuesta: las del 2 de junio y ya falta muy poco para llegar.
Además de reflejar el hartazgo social, este 58 por ciento que se niega a responder algún sondeo, evidencia que el voto del desencanto; de quienes en el 2018 sufragaron a favor de Morena y acabaron por decepcionarse.
También está el grupo de ciudadanos que decide su voto hasta el final o incluso, el mismo día de la elección y este es un comportamiento que se está generalizando en el mundo.
No obstante, las encuestas hechas a modo se difunden ampliamente, siempre y cuando sean a favor de la coordinadora de los Comités de la 4T. El caso más reciente, es el de Covarrubias y Asociados, que reporta que el 57 por ciento de los encuestados votaría por la alianza Morena-PT-PVEM, mientras que por la coalición “Fuerza y Corazón por México, lo haría el 25 por ciento.
Como puede observarse, en este reciente sondeo también se oculta el dato de quienes se oponen a responder el ejercicio y esto, las casas encuestadoras lo hacen porque finalmente se dedican a vender sus estudios al mejor postor que en este caso es el oficialismo que parece atenerse a este tipo de ejercicios para adelantar de una vez un posible triunfo. Adicionalmente y a pedido del cliente, mejorar la imagen de la candidata que como única propuesta tiene la de construir el segundo piso de la llamada cuarta transformación.
Es bien sabido que las encuestas son en última instancia, solamente una fotografía del momento y ello con mucho no significa que una elección esté ya definida.