Nací, crecí y me forjé en la Cuauhtémoc como una luchadora social que cree en el valor de las personas y el respeto a los derechos humanos. Mi lucha inició junto a 70 mujeres con la legitima aspiración de un mejor presente, de tener un trabajo digno que diera la posibilidad de una vida mejor a nuestra familia, porque nos fue negado un trabajo formal, lucha que hoy se reconoce como activismo y que indudablemente ha valido la pena, hoy sus hijos son profesionistas y trabajadores de éxito, ciudadanos conscientes que aprendieron de esas extraordinarias personas, la fortaleza y determinación para no claudicar. Mi lucha de una vida entera ha sido la de todos, la de las causas justas, porque los vecinos de la Cuauhtémoc somos familia, practicamos el valor de la fraternidad, ya que ante la injusticia salimos todos a alzar la voz.
Mientras escribo estas líneas viene a mi memoria el campamento de Argentina 110, familias que fueron despojadas de sus hogares y que hoy se encuentran en situación de calle, vecinos que acompaño en su lucha, porque nadie puede ser indiferente ante la injusticia y el dolor por el que pasan esas familias.
Me han dado el adjetivo de ser “una líder controvertida e incómoda” porque en reiteradas ocasiones me he pronunciado enérgicamente y he denunciado los abusos e injusticias cometidos en contra de gente inocente, en contra de los grupos en condición vulnerable que muchas veces no tienen la posibilidad de defenderse. He luchado y seguiré luchando para proteger el derecho de todas las personas a una vida digna, porque como he dicho, mi historia como luchadora social ha estado marcada por innumerables batallas e incontables primeras veces. A consecuencia de las injusticias he tenido que aprender a defender lo que creo correcto con firmeza en mis convicciones y apego a la legalidad, ninguna batalla ha sido sencilla, ser mujer y convertirme en dirigente del barrio en un contexto de machismo puro, ha significado desde siempre resistir y sobrevivir a las descalificaciones y malos tratos que el patriarcado ha dejado estructuralmente arraigados en cada rincón de esta Ciudad.
Muchas veces he tenido que decidir entre rendirme o seguir adelante, motivada por el amor a mi familia, con mayor empatía y sentido social de quienes vivían circunstancias semejantes, siempre he decidido seguir, ponerme de pie, continuar luchando y alzar la voz. El día de ayer, el Partido del Trabajo hizo público el respaldo a mi persona para coordinar los comités de defensa de la Cuarta Transformación en la Alcaldía Cuauhtémoc, mi vida seguirá estando determinada por la lucha social, por buscar siempre la protección más amplia de los derechos humanos para todas las personas, por seguir transformando la vida de quienes venimos desde abajo.
María Rosete
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