A dos años de que el presidente Andrés Manuel López Obrador gobierna México las versiones sobre a quién o a quiénes de su gabinete les tiene total confianza han sido innumerables, lo cierto es que, conociéndolo, hoy solo voy a referirme a las dos mujeres que son importantes para él y para su proyecto de gobierno: Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno de la CDMX y Olga Sánchez Cordero como secretaria de Gobernación.
Muchos dirán que no es sorpresa la confianza del primer mandatario hacía la Jefa de Gobierno, dado que su relación sobrepasa dos décadas, lo increíble y que no aceptan dentro del círculo del presidente y fuera es que, en tan poco tiempo, Sánchez Cordero se haya ganado la voluntad del tabasqueño.
Leí durante los días que estuvo en confinamiento el presidente López Obrador una serie de críticas en torno a la Secretaría de Gobernación, una de ellas, la más agresiva de parte de la columnista Lourdes Mendoza, quien en su colaboración en la revista digital Expansión tituló: #El Personaje I Olga Sánchez Cordero, la dejaron en visto y me pareció injusta y poco asertiva, dado que fue a ella a quien el primer mandatario le dejó el lugar que muchos del gabinete hubieran querido tener: presidir las conferencias mañaneras.
Desde mi muy particular punto de vista correspondía al vocero Jesús Ramírez llevar a cabo la famosa y controvertida conferencia; sin embargo, el presidente López Obrador decidió que fuera Olga Sánchez Cordero quien lo representara, dándole así el lugar que tiene en el gabinete, es decir, el segundo en importancia.
Luego, ya para enojo de muchos, también la designó como su representante en el evento de conmemorativo del 104 aniversario de la Promulgación de la Constitución Mexicana, en Querétaro. Eso habla de la confianza que el primer mandatario le tiene a la exministra.
Me atrevo a asegurar lo anterior porque durante dieciocho años trabajé cerca del presidente de la República, y sabía que, siendo un hombre sumamente difícil y desconfiado, su círculo muy cercano solo lo ocupaban el entonces vocero César Yáñez; su secretario particular, Alejandro Esquer y su amigo y paisano y hoy director general de Pemex, Octavio Romero, además de Claudia Sheinbaum.
De entre todos estos personajes bien pudo elegir, a excepción de Sheinbaum por estar al frente de la Ciudad de México, a cualquiera de ellos para dirigir las conferencias mañaneras, las más importantes para el tabasqueño, porque desde ese escenario mantiene acercamiento con quienes confían en él y también con quienes no creen en su proyecto transformador.
Como periodista he sido crítica del presidente y he manifestado abiertamente mi desacuerdo en muchas de las decisiones que ha tomado al gobernar este país; sin embargo, jamás he utilizado mi derecho a la libre expresión para dirigirme a él o a sus miembros del gabinete con apodos o insultos, siempre debe prevalecer el estilo y el respeto.