Para todos aquellos que se esfuerzan y son tenaces en la función social y política suele haber justicia como lo hizo estos días la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando declaró inconstitucional el delito de ultraje a la autoridad que no sólo encarceló a inocentes, sino puso en evidencias las arbitrariedades contra quienes siempre fueron vistos víctimas de la jurisdicción local de Veracruz.
Con ese interés, el senador Ricardo Monreal tomó la bandera de la lucha y comenzó a efectuar un reclamo social cuando levantó la voz ante el numeroso espiral de ignominias consideradas por expertos en materia jurídica, pero también por organismos autónomos y poderes de la nación.
Fue la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos la que hizo una recomendación debido a las múltiples violaciones que ocasionó el delito de ultraje a la autoridad. Asimismo, hace un par de días la Suprema Corte de Justicia presentó una conclusión de declaratoria de invalidez con efectos retroactivos para todos aquellos que soliciten el seguimiento de sus casos.
Así pues, ésta circunstancia tiene una raíz de fondo. El tópico se construyó, hay que decirlo, cuando el Senador Ricardo Monreal manifestó la inconformidad y, lo mejor de todo, hizo énfasis en la gravedad del asunto. Su virtud fue no quitar el dedo del renglón y cumplió con su responsabilidad social y ética en defensa de los más necesitados.
A pesar de que eso implicó señalamientos de quienes defendieron la intransigencia del gobernador de Veracruz, nunca claudicó. Siempre mostró seguridad y dijo, sin titubeos, que defenderá permanentemente las causas justas, máxime cuando esas acciones son consideradas arbitrarias y autoritarias. A raíz de eso— el pronunciamiento de la corte fue, de cierta forma, un triunfo de Ricardo Monreal.
Él fue quien insistió. Captó la atención de la sociedad y fue la población quienes, con fundamento, respaldaron la postura del zacatecano; incluso la propia prensa quiso preguntar al gobernador de Veracruz que jamás aceptó. De hecho, a estas alturas sigue defendiendo todo aquello que se testificó con un agravio a los derechos humanos.
Y para reforzar la posición de la CNDH, lo mismo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y del propio senador Ricardo Monreal, el presidente López Obrador criticó que, el mismo gobernador, siga insistiendo en un tema que fue invalidado y pidió respeto a la autoridad del poder judicial. Por un lado, eso refrenda el compromiso del ejecutivo federal en pro de las garantías al estado de derecho, aunque también— manda una señal del cese a los abusos cometidos por el mando local de Veracruz quien está limitado o, más bien, es reaccionario.
De otra forma no entiendo como un hecho de esa naturaleza siga siendo una prioridad del gobierno que encabeza Cuitláhuac García. En fin, seguramente la historia le pedirá cuentas a un gobierno local de Veracruz que da señales de desgaste.
Y, para finalizar, el reconocimiento a la labor de Ricardo Monreal que ha marcado una gran diferencia en este hecho. Frente a ello, fue tenaz e insistente; resistió los embates y se sobrepuso en todo momento porque, siempre, lo asistió la razón.
Sus conocimientos en materia de derecho fueron eficientes e influyeron, como ya lo vimos, con efectos positivos cuando la Comisión de los Derechos Humanos, lo mismo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación dieron la razón al coordinador de los Senadores de Morena en esta lucha justa.
Después de todo ello, concluimos que los sabios consejos, pero más aún la firmeza— han marcado la diferencia y son, en términos políticos, la punta de lanza que confirma las convicciones sociales de Ricardo Monreal.