“Diciembre me gustó pa’ que te vayas”, habría cantado el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal Avila, en una de las tantas veces que a pregunta expresa, el zacatecano tuvo que hablar sobre su futuro político, de cara a las elecciones del 2024.
Sin embargo, las circunstancias que van rodeando al también coordinador de los senadores morenistas, lo obligan a tomar decisiones que indudablemente, van a definir su futuro político y se puede apreciar que a lo largo de su trayectoria, el senador Monreal ha tenido que remar a contracorriente. Todo empezó cuando dejó la militancia en el PRI, hacia finales de la década de los noventa, cuando no fue candidato del tricolor al gobierno de Zacatecas. Entonces fue el objetivo principal de “fuego amigo” a lo interno del Revolucionario Institucional.
Ahora, más de veinte años después, el legislador zacatecano ha sido el centro de una maniobra muy similar. Primero, le habían prometido la candidatura de Morena al gobierno de la Ciudad de México, pero pudo más la estrecha cercanía de Claudia Sheinbaum con Palacio Nacional. Así las cosas, Monreal tuvo que aguantar con la promesa de que en las elecciones del 2024, el panorama sería distinto, pero le volvieron a jugar las contras y el compromiso no se cumplió.
En este momento pareciera que su salida de Morena, -partido que también fundó-, es inminente. Los “duros” del partido oficial, todos afines a la jefa de Gobierno, acusan a Monreal Avila de traidor e instrumentaron una campaña de linchamiento político en su contra, a lo que el exgobernador zacatecano responde que en el 2024, él estará donde tenga que estar.
“Mi futuro está en mis manos, no en quienes me atacan”, ha dicho también, al tiempo que hace hincapié en que no tomará “una decisión por capricho o precipitada, soy hombre de Estado, tengo enfoque republicano e institucional”. Esto también quiere decir que Ricardo Monreal no ha hecho eco a las voces morenistas que le exigen que se sume a la ola de división y polarización que han sembrado a quienes el propio Monreal ha calificado de neomorenistas y el más puro ejemplo de éstos es la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que por órdenes directas ha participado activamente en dicha campaña de linchamiento.
Los morenistas más radicales, que se autodefinen como “puros”, insisten en que el coordinador de los senadores morenistas, deje ese partido “por la puerta de atrás”, a lo que también ha respondido que eso, “sería muy fácil para ellos y no creo que para mí sea correcto que me salga por la puerta de atrás”, porque él no es un hombre que reaccione con facilidad, “o con el intestino, sin la cabeza y con reacciones como las que están pasando”.