El viernes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que rompía toda relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ante la parcialidad con la cual se han conducido en favor de China.
El 18 de mayo, el mandatario estadunidense mandó una carta al director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus… “China pudo haber detenido la propagación del virus de manera interna, desafortunadamente la OMS ha actuado como una marioneta que responde a los intereses de la nación en donde se localizó al paciente cero”.
En abril pasado, Trump dijo que suspendería de manera temporal la ayuda económica para esta organización en espera de que recapacitara en su accionar y dejara de defender a China, la OMS no respondió a la amenaza y el inquilino de Oficina Oval cumplió su amenaza y más allá, anunció el rompimiento con la organización mediante una declaración a la prensa.
La Organización Mundial de la Salud recibía anualmente una aportación económica de Estados Unidos por un monto de 450 millones de dólares.
La OMS es una agencia especializada de las Naciones Unidas que tiene como objetivos "promover la salud, mantener el mundo seguro y servir a los vulnerables". Tiene oficinas en 150 países y alcance global. En casos de pandemias como la del covid-19, la OMS es la institución mundial de referencia que sirve para orientar y ayudar a coordinar las políticas sanitarias de la mayor parte de los estados.
Independientemente de que la Organización haya podido cometer errores, lo cierto es que Donald Trump, no sólo ignoró las advertencias que llegaban de Ginebra a principios de febrero sino también de sus servicios de inteligencia o los epidemiólogos de su Administración que le advirtieron muy pronto de las potenciales consecuencias. El mandatario apenas atinó a decir que ese virus se controlaría rápidamente, incluso que desaparecería de forma milagrosa.
Sin embargo, tampoco podemos negar que el accionar de la OMS ha sido cuestionado desde varias naciones, sobre todo al permitir que China retrasara hasta mediados de febrero el ingreso a Wuhan, al primer grupo internacional de expertos. Otra crítica radica en la tardanza con la que emitió la declaración de emergencia sanitaria mundial. Y por citar un tercer cuestionamiento, al señalar después de la prohibición estadunidense los vuelos hacia China, que acciones como esas eran innecesarias.
El país asiático ha rechazado las acusaciones sobre supuestos intentos de ocultamiento de lo que sabía sobre la pandemia y ha dicho que lo que intentan en Estados Unidos es desviar la atención sobre sus propias fallas en la gestión de la crisis sanitaria.
El rompimiento con la OMS debe ser decisión del Congreso de Estados Unidos, no sólo del presidente.