Retomo el listado de los 12 ejes por los que quizá debería discurrir una planeación estratégica del futuro del Derecho en México en estos tiempos de cambio de época política.
Sexto: disponer un robusto marco normativo de la gobernanza de la bioseguridad, de los organismos genéticamente modificados, de la bioética, de las Tecnologías de la Información y Comunicación, de la inteligencia artificial, de la ciberseguridad, del cibercrimen y extender el derecho de acceso a la banda ancha y sus garantías.
Séptimo: reforzar aún más la coraza protectora de los datos personales de los mexicanos y de los archivos públicos para prohibir expresamente a las grandes corporaciones de telecomunicaciones, y a todo particular, hacerse de ellos, procesarlos o comercializarlos sin consentimiento expreso de sus legítimos titulares; además, vigilar de cerca los usos y limitar los alcances de las tecnologías de registro biométrico en general y de reconocimiento facial en particular.
Octavo: combatir auténticamente los monopolios y prácticas anticompetitivas similares, que lesionan a los consumidores y distorsionan los mercados de consumo social y popular.
Noveno: ordenar de mejor manera la contienda por y en el poder político para revestir a nuestros sistemas anticorrupción, electoral, de fiscalización, de transparencia, de archivos, de protección de Derechos Humanos de nuevas e indispensables legitimidades, y promulgar reglas honorables y equilibradas de regulación de los nuevos mercados energéticos, financieros, de telecomunicaciones y del agua, sin lesionar la soberanía ni quebrar la economía.
Décimo: Hacer de la biodiversidad un derecho fundamental en la constitución y reconocer finalmente que los animales no humanos son seres sintientes que merecen protección de la Ley, de las instituciones y del género humano entero. Compasión constitucionalizada, pues, para estos nobles compañeros de viaje.
Undécimo: establecer desde la ley la comunicación obligatoria entre la técnica legislativa y la jurisprudencia y quizá modificar el flujograma de nuestro proceso legislativo ordinario con la idea de reforzar los componentes de eficacia, cumplimiento, validez y reconocimiento social del Derecho, que así generará más paz que conflictos.
Duodécimo: impulsar una renovada didáctica de la enseñanza de este nuevo derecho, para acometer con mejores herramientas los retos de una arquitectura jurídica sofisticada sujeta a dinámicas políticas, económicas, sociales e internacionales no solo inéditas sino vertiginosas, como lo hace ya la Facultad de Derecho de la UNAM con su recientemente rediseñado e innovador plan de estudios, a propuesta de su incansable Director, el Dr. Raúl Contreras Bustamante.
Finalmente, impulsar una nueva filosofía y formar nuevos filósofos del Derecho que puedan orientarnos hacia concepciones modernas y comprensiones más amplias para que sirva con mayor tino a los destinatarios para los que fue creado y a los fines a los que se dirige: la paz social, el bien común, la justicia, la seguridad y el orden, claro, pero principalmente, la libertad humana en dignidad.