Columnas
La semana pasada dos sucesos dejaron claro el rumbo que seguimos, y no, no es el que nos prometieron, se parecen tanto a los de antes, que a veces son idénticos.
Por un lado los gorilas dizque maestros de la CNTE, marrulleros, chantajistas y extorsionadores como siempre han sido, volvieron a hacer de las suyas porque a los angelitos no les una cumplido la exigencia de un aumento del ¡100%!, desaparecer a las Afores y otras "lindezas más".
Estos orangutanes no van a quedar satisfechos pase lo que pase porque lo suyo no es la "lucha por el magisterio", esas son fantochadas, en realidad son una partida de vividores muchos de ellos, y otros tantos que los acompañan pues no tienen más remedio que obedecer.
La presidenta Claudia Sheinbaum les respondió diciéndoles que no hay presupuesto para cubrir demandas como las que piden, y ahí entra el segundo factor ya que deslizo una cifra que para todos pasó de noche pero no debería ser así.
La titular del ejecutivo federal dijo que los programas sociales del gobierno mexicano ascenderán este año a, nada más y nada menos, 850,000 millones de pesos. Según la mandataria.
Pero según el documento enviado y aprobado por el Congreso del país, en 2025 se ejercerá un presupuesto total de 1.3 billones de pesos.
Si consideramos que el presupuesto general del país es de 9.3 billones de pesos, tenemos que solo en programas sociales se destina prácticamente el 14% del presupuesto, una cifra y porcentaje histórico que sin duda es loable por la vocación social.
Pero hay una pregunta obligadísima en todo este contexto: ¿De dónde?
Veníamos del sexenio más mediocre en materia de crecimiento económico, el que estuvo a cargo del "mejor presidente en la historia de la humanidad", cualquier cosa que eso signifique.
Fue tan mediocre el PIB entre 2019 y 2024 que solo es superado en mediocridad por el registrado en el sexenio del "presidente Gris", Miguel de la Madrid Hurtado.
Y pese a todo, los programas sociales están a todo lo que dan. Pero no hay mal que dure 100 años ni enfermo que lo aguante.
Es un hecho que hoy lo que hace la presidenta es administrar lo que dejó el "mejor presidente de la historia del universo", es decir la reorientación de recursos hacia programas sociales, ejercida a lo largo de su sexenio.
Y desde luego, hoy la presidenta paga con un crecimiento mediocre inicial en su primer año completo de gobierno la "borrachera económica" de su antecesor al impulsar el déficit fiscal a un nivel de 5.9% el año pasado, el más alto en tres décadas.
En otras palabras, la economía está enferma, eso incluye a la "economía moral", cualquier cosa que signifique dicha fantochada.
Hoy en la historia económica que se escribe en estos momentos vemos pasajes ya observados en otras épocas.
Los "distintos" resultaron finalmente tan similares, como diría la gran Lupita D'alessio: Se parecen tanto a los otros, que ya no pueden engañarnos.