Por José García Sánchez
Morena encontró un método singular para dividir a los partidos de oposición, la estrategia radica en proponer alianzas con tal o cual partido, dentro fuera de la alianza electoral maltratada el 6 de junio de este año.
La oposición en alianza no logró obtener la mayoría o, por lo menos la mitad de las curules en la Cámara de Diputados, de tal suerte que necesita hacer alianzas legislativas que transgredan la alianza electoral, si quieren sacar adelante las leyes y evitar una parálisis parlamentaria que a nadie conviene.
Ante este escenario Morena, lanza el anzuelo de la posible negociación y en el interior del partido aludido las discusiones se radicalizan a grado tal que las amenazas de deserciones están a la orden del día y muchas veces llegan a concretarse.
Son momentos en los que PAN, PRI y MC, los demás no existen solos, necesitan militancia como oxígenos para sobrevivir, pero también unidad. Los dos factores son vitales para la sobrevivencia de esas organizaciones, y la convocatoria velada y a veces hermética de la cúpula de Morena, dentro y fuera del ámbito legislativo, abre la zanja a su interior que a veces en lo individual es irreconciliable y en lo general produce una desconfianza que más valdría una división concreta.
El PRI, que en sus orígenes y raíces existen coincidencias y casualidades, se ha dividido no sólo por la mala suerte que sufrió en las elecciones de junio, sino porque hay una parte de la militancia que quiere o necesita negociar con Morena y otra que se niega rotundamente a acercarse siquiera a metros de distancia de cualquier militante de Morena.
El PAN es el partido con el que menos coincidencias tiene Morena; sin embargo, la torpeza de su dirigente nacional lo considera próximos a los militantes y convoca a morenistas a afiliarse al PAN ante la urgencia de este partido por sumar militantes, aunque sea para la foto.
Así, Marko Cortés es de los pocos mexicanos que ven acercamientos entre morenistas y panistas. No puede negarse que más de un panista no sólo se incorporó a Morena sino que tienen cargos públicos y puestos de elección popular.
Movimiento Ciudadano no es de derecha, ni de izquierda ni del centro, su pragmatismo lo hace amorfo en su militancia e híbrido en sus ideas, de tal suerte que bien podría una parte de sus legisladores verse atraídos por hacer alianzas en el Congreso con Morena. Con la fuerza económica de dos gubernaturas importantes podría hasta endurecer sus posturas para evitar cualquier concordancia legislativa con Morena, pero no deja de dividirlos la simple idea de votar juntos.
Basta con que Morena convoque, insinúe, declare o enuncie cualquier acercamiento estos partidos para que en su interior haya desacuerdos primero y luego división.