Una oportunidad para la distensión regional fue el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU) que abrirán embajadas, comunicaciones e intercambio de inteligencia.
Se trata de una acción similar a la que los extintos presidente de Egipto Anuar Sadat y ex premier israelí Menachen Begin fijaron en Campo David 1979 con la presencia del principal promotor del acuerdo y expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter.
El idilio con un país del Golfo musulmán sunita es el principio de una extensa lista de países que sitúan a Israel en el caso de Arabia Saudita como un aliado frente a Irán y la caída del liderazgo de Estados Unidos.
No se descarta que este acuerdo se sumen Bahrein, Omán, Sudán y la potencia regional Arabia Saudita pero con un alto costo en contra de los palestinos quienes históricamente pensaron en contar con su apoyo para defender su causa.
Frente a la dimensión de la nueva relación EAU como expresará el ex premier Ehmud Olmert “Israel no será más ´la discreta concubina de los países árabes para oficializar una relación clandestina al ritmo del avance de los iraníes en Líbano.
¿Es un acuerdo real que cuente con consenso? Es relevante para los países árabes normalizar relaciones con Israel por su importancia estratégica, económica y social pero más allá tanto de ello tanto Netanyahu como Trump mostraron un interés político evidente de magnificar estos niveles de la paz con Egipto y Jordania.
Finalmente, la razón detrás de este acuerdo de normalización de relaciones es e hecho que Medio Oriente se encuentra en un profundo proceso de cambio donde los intereses económicos, el temor al yihadismo islamista son los temas más importantes.