Está científicamente comprobado que la distancia y el confinamiento sociales jalonean y rasgan la salud mental, nos generan ansiedades y neurosis que se van agravando conforme pasan los días, las semanas y los meses.
Como se señala en la revista especializada The Lancet de marzo de este año, el impacto psicológico de la cuarentena se dirige no sólo a la salud física sino al bienestar emocional, contribuyendo a los síntomas del trastorno por estrés agudo. Es decir, según las y los especialistas “las personas en cuarentena son significativamente más propensas al agotamiento, desapego, ansiedad al tratar con personas contagiadas, irritabilidad, insomnio, poca concentración e indecisión, deterioro del desempeño laboral y rechazo al trabajo o consideración de renuncia.”
Encima, esto es más pronunciado en nuestro país, pues de acuerdo con la Organización Mundial de Salud, desde antes de la pandemia, el 75% de las trabajadoras y los trabajadores en México sufrían de estrés crónico, pero ahora, con ella en su punto más alto, se han presentado y disparado estresores adicionales como la separación de nuestros seres queridos, la pérdida de nuestra libertad, la incertidumbre sobre el estado de la pandemia y su duración, ansiedad por la situación económica, miedo a infectarse y/o a morir, a que los suministros de salud sean insuficientes, frustración, aburrimiento y surgimiento de conflictos familiares no resueltos; todos característicos de trastornos de adaptación y duelo por todas las pérdidas significativas que estamos resintiendo.
Aunque usted no lo crea, en estas crisis personales, familiares y sociales, las mascotas encarnan beneficios también documentados por la ciencia de manera abundante. El antropólogo Evan MacLean, director del Centro de Cognición Canina en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Arizona, explica que “la compañía de perros puede aliviar los efectos negativos de la cuarentena sobre la salud mental…”
Así, si padecemos estrés por el encierro, nuestras mascotas nos pueden ayudar a sobrellevar la ansiedad de mejor manera, pues aligeran las cargas y lesiones emocionales a las que estamos expuestas y expuestos y, en consecuencia, deberíamos cuidarlas y atenderlas con mayor empeño y empatía, haciéndonos cargo, por fin, de que nuestros perros y gatos son seres sintientes que merecen protección familiar, social y legal, pero, sobre todo, trato compasivo en reciprocidad a sus infinitas y desinteresadas muestras de apego, cariño y, francamente, amor.
¿En conclusión? Una impetración de justicia cánida. Si protegemos a nuestras mascotas por su afecto permanente, denunciemos las agresiones externas, como esa perniciosa, ilegal y sancionable costumbre de usar pirotecnia en estas fechas, cuyas explosiones dañan severamente su sistema auditivo y las arroja a varias horas dolor, confusión y miedo, inaceptables, que no merecen ni debemos permitir.
¿En español? No la chingue; no aviente cuetes hoy, los perros sufren mucho. Gracias. Feliz Navidad. #JusticiaParaKala #JusticiaParaKiara #JusticiaParaXiéXié