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En resolución del banco central de no aumentar más su tasa objetivo y dejarla en 11.25% en la reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) en el pasado jueves 18 de mayo, es posible que el tipo de cambio peso-dólar marqué un “piso”, el cual podría establecerse en los niveles de 17.50 pesos por billete verde en los próximos meses.
La mayor apreciación del peso mexicano ahora se derivaría fundamentalmente de la entrada de flujos externos al país mediante la inversión extranjera directa derivada del “nershoring”, además, de la inversión foránea de cartera, pues se espera que sigan ingresando capitales al mercado por los atractivos rendimientos que ofrecen los papeles mexicanos.
En ese contexto, los instrumentos ofrecidos en el mercado mexicano pagan 600 puntos base por arriba de los papeles que ofrecen los estadounidenses, aunque, el mercado especula que la Reserva Federal (Fed) realice otro incremento en su tasa de referencia ahora en la reunión prevista para el 14 de junio del año en curso.
La perspectiva antes mencionada se desprende de que varios oficiales de la Reserva Federal dijeron en la semana pasada que sigue siendo prioridad el regreso de la inflación objetivo del 2%.
En el corto plazo, el tipo de cambio peso-dólar podría mantener sus cotizaciones en un rango que podrían fluctuar entre 17.50 pesos como nivel mínimo y 18.0 pesos como precio máximo, aunque, de confirmarse el pronóstico de un nuevo incremento en la tasa de interés estadounidense, las cotizaciones alcanzarían niveles cercanos a los 18.50 pesos por dólar.
Es importante mencionar que en Estados Unidos siguen los menores depósitos y la contracción del crédito, sumando a la constante necesidad de liquidez en la banca hacen evidente que el problema del sector bancario estadounidense sigue latente, y la contracción del crédito incrementa sustancialmente la probabilidad de caer recesión la economía de Estados Unidos y eso depreciaría al peso mexicano.