Durante la entrega de tierras a las víctimas afectadas por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo, en el departamento del Huila, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, hizo una contundente declaración en contra de la construcción de esa represa y de Hidroituango, en Antioquia.
“Nunca se debió haber hecho la represa de Hidroituango, nunca se debió haber hecho la represa de El Quimbo, esa es la realidad”, afirmó Petro, manifestando su oposición a ambos proyectos. El mandatario criticó la forma en que se han gestionado las grandes obras en el país, argumentando que muchas de ellas responden a intereses económicos turbios. "¿Qué es lo que están haciendo con el Estado y con el pueblo colombiano si no es business, business y business oscuros, incluso con el dinero de la mafia?", señaló.
Petro también aprovechó la oportunidad para reflexionar sobre el concepto de desarrollo que debería guiar a Colombia. Según el presidente, el progreso no debe ir en detrimento de la vida y los ecosistemas. "El desarrollo es el crecimiento de la vida, no acabarla", afirmó, subrayando que los proyectos de infraestructura, como las represas, deben minimizar su impacto ambiental. "Se necesita energía eléctrica, pero tiene que hacerse de tal manera que impacte lo menos posible la vida", concluyó.
Las palabras del mandatario reavivan el debate sobre el impacto social y ambiental de los megaproyectos energéticos en el país, cuestionando los modelos que priorizan el beneficio económico sobre el bienestar de las comunidades y el medioambiente.