La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (C.N.D.H), define la discapacidad como un fenómeno complejo que refleja una interacción entre las características del organismo humano y las características de la sociedad en la que vive.
Los hombres y las mujeres que viven con capacidades diferentes constituyen un grupo que ha sido históricamente vulnerado y discriminado. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el 2020 se registraron más de 1,000 millones de personas con algún tipo de discapacidad, es decir, aproximadamente el 15% de la población mundial. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda realizado en México en el mismo año, por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hay más de 6 millones de personas que viven con discapacidades dentro del país, 53% son mujeres y 47% hombres.
Las terminologías antiguas que ubicaban a las personas con discapacidad como personas con deficiencias biológicas hoy han sido superadas. Sabemos que las personas diversas en su funcionalidad, son parte de la multiculturalidad que alberga México y el mundo.
Es de vital importancia asegurar una accesibilidad sólida en el entorno físico, social, económico y cultural, para todas aquellas personas con diversidad funcional. Así como en su participación en el espacio público y en las decisiones que nos incumben como ciudadanía.
La sociedad mexicana ha dado un gran avance en el reconocimiento de los derechos humanos de los ciudadanos con discapacidades. La identificación de sus necesidades particulares conlleva a la conversación política para generar condiciones y oportunidades que les permitan llevar un estilo de vida equitativo.
Los sujetos políticos nos hemos concentrado en propiciar un ambiente de pluralidad que inserte a las personas que históricamente han sido invisibilidadas. Sin embargo, pese a los diversos instrumentos, programas y actividades, las personas con discapacidad siguen enfrentándose a barreras que no les permiten participar en igualdad de condiciones.
Tenemos que crear oportunidades transversales que nos permitan avanzar en la inclusión de todas aquellas personas que cuentan con realidades distintas. Las discapacidades.
Las discapacidades no son sinónimo de exclusión o limitación, son una manifestación de la divergencia en las realidades mexicanas. Concentrarnos en las necesidades de aquellos que cuentan con capacidades diferentes debe ser una prioridad. Desde nuestro lugar como representantes, debemos seguir trabajando para insertar políticamente a todas y todos los ciudadanos.
Yo seguiré trabajando #porlosqueamamos.
María Rosete.