Uno de los mayores teóricos de toda la historia, es el eminente filósofo Immanuel Kant. El pensador de Königsberg, en un pequeño artículo “Las ideas para una historia en sentido cosmopolita”, aborda uno de los grandes temas de la modernidad: la idea liberal de “progreso”. El progreso es la noción que asume que el sentido de la historia humana corre -o debe correr- en sentido ascendente, esto es que, si existen las condiciones científicas y económicas adecuadas, el beneficio en la vida humana será evidente. Alianza conocimiento e industria -ambas se retroalimentan-, muestra el escenario utópico del planteamiento liberal ilustrado.
Todos podríamos creer que las condiciones de paz y tranquilidad son las más propicias para el progreso, por lo menos eso creerían las principales mentes ilustradas, y claro, sin restarle realidad al principio, Kant contradecirá el principio otrora dogmático. La violencia lleva a las capacidades humanas a su extremo, la realidad de hacerse de recursos para lidiar con la contingencia, promueve que las facultades humanas estimulen su ingenio y produzcan una respuesta ante lo inminente, de lo que puede depender patrimonio, libertad o la vida misma. El conflicto despierta la mente. Conscientes de la emergencia, la razón, fiel guerrera, sale de sus laureles y comienza a producir. No en balde la metáfora griega de atribuir a una deidad guerrera como Atenea -una deidad que naciera armada-, la posesión del ingenio y de la razón.
La predisposición violenta, radicada en el ánimo humano, y su consecuencia benevolente de generación de recursos para perfeccionar el todo, será denominada “insociable sociabilidad”, cuyo mayor beneficio será la creación de un gran pacto mundial que obligue a las naciones fijar condiciones de paz, por miedo a la destrucción. La visión del pensador prusiano, creador del derecho internacional público, es una mirada profunda a las consecuencias de la violencia, no todas negativas.
Autores como Judith Butler o Boaventura de Sousa Santos han escrito sobre las consecuencias y secuelas de la pandemia, condiciones como las laborales sacan a relucir no nuevas problemáticas, sino otras que ya intoxicaban el ambiente, pues poner a considerar realidades como las del outsorsing o de la informalidad, promueven una protección humana a actividades legalmente descuidadas.
Un avance en el progreso, ante la desgraciada realidad, ha obligado a discutir en México, sobre las condiciones laborales en un país que las viola impunemente, hasta convertirse en costumbre. Además de las categorías laborales citadas, la violencia laboral se extiende incluso a los sectores medios de la población: contrataciones parciales con derechos limitados, finiquitos semestrales -o hasta mensuales- y recontrataciones -todo arbitrario-, son el pan de cada día, incluso aplicadas a sectores ilustrados que entregan su vida a su labor, y que no pueden ser dejados a su suerte según los intereses del contratista.