Sabemos que la comida mexicana es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ante esto, uno se pregunta el cómo la comida chatarra y extranjera han predominado los gustos de nuestra población.
Ante la emergencia sanitaria hemos tenido que tomar consciencia de una larga cuantía de actividades que pasábamos por alto, la más importante se refiere a nuestra alimentación y el peligro que representan las comidas y bebidas altas en grasas y azúcares.
Anteriormente había hablado acerca de las alarmantes cifras de diabetes en el país, pues hay que recordar que contamos con 8.6 millones de diabéticos, convirtiéndose así, según el Inegi, en la segunda causa de muerte en el país. Ante esto, habrá que preguntarnos ¿por qué las comidas chatarra han tenido tanto éxito en la población mexicana?
Mucho tiene que ver el hecho de que el consumo de alimentos chatarra y refrescos se inicia desde la infancia, y se relaciona con festividades importantes, además de asociarlo a emociones como la felicidad, el bienestar y el placer; sin embargo, otra de las razones de ser más importantes de esta problemática es la imitación de modelos de consumo y estilos de vida de Estados Unidos. Muchos mexicanos tienen la idea de que lo extranjero es mejor, por lo que desprecian sus raíces y dejan atrás los alimentos tradicionales con alto valor nutricional.
Por mucho tiempo se ha pensado que los frijoles, la tortilla, los quelites, el huitlacoche y entre otras comidas tradicionales son para pobres, se ha olvidado lo importantes que son para nuestra dieta diaria; es importante decir que también se ha dejado a un lado la alimentación tradicional por la facilidad de acceso a la comida chatarra y esto tiene mucho que ver con los tratados de libre comercio que han favorecido a los alimentos procesados y refinados que tienen larga vida en los estantes de los supermercados.
En conclusión, todo esto ha generado un caldo de cultivo a la crisis que ahora vivimos, nuestra falta de aprecio por nuestra cultura, el haber dejado nuestras tradiciones culinarias ha dado como resultado graves consecuencias a nuestra salud; para todos cambiar nuestros hábitos alimenticios representa un reto enorme, sobre todo si recalcamos que generación tras generación se nos ha presentado la idea de que la comida chatarra es mejor.
Con cifras de muertes tan alarmantes causadas por el Covid-19 es importante replantearnos si queremos seguir consumiendo alimentos procesados con altos niveles de azúcares y grasas o si ya es tiempo de volver a nuestros orígenes.