REDACCIÓN
Por milenios el xoloitzcuintle,
con el pellejo al aire y escasos dientes, ha sido el perro más icónico de México. Además del ámbito simbólico está presente en el arte y la religión.
Según las primeras evidencias arqueozoológicas que se tienen, el xolo estuvo presente en el centro y occidente de
México desde el siglo V d.C, explicó Raúl Valadez, responsable del laboratorio de paleozoología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Con motivo de la muestra Xolos, compañeros de viaje, una exposición en el
Museo del Carmen, en Ciudad de México, el especialista precisó que, teniendo en cuenta las pruebas científicas, el origen del perro se debió dar ser unos siglos antes de ese momento.
La exhibición está integrada por 117
piezas así como algunos restos óseos que dan cuenta de su importancia en el patrimonio cultural. Fue con la llegada de los españoles cuando el cánido comienza a ser perseguido y marginado por la religión católica, especialmente en las ciudades.
Esto se debe a que eran “los favoritos para hacer ceremonias
y ritos” de los mexicas. Con ellos “se buscaba pedir a los dioses el apoyo para que hubiera lluvia, para que hubiera un buen año agrícola” y era la especie que acompañaba el alma de los difuntos a través del Mictlán, el valle de los muertos.
Según contó la historiadora del arte Eva María Ayala, el
perro era considerado por los cristianos como “la representación de la lujuria y la lascivia”.
Con el paso de los siglos, los perros propios del México antiguo
fueron quedando relegados al campo, a zonas rurales donde las autoridades no llegaban tanto a investigar.
Así como otros perros adquirieron
las características que tienen hoy por la domesticación del ser humano, en el caso del xolo su aspecto se debe totalmente a una suerte de fallo en la lectura del material genético.
De acuerdo con Valadez, se tiene evidencia desde 2008 que el motivo de su
aspecto es puramente biológico. En este caso, el xoloitzcuintle presenta una mutación en el ADN que bien puede darse por el ambiente o por circunstancias internas.
Según las investigaciones realizadas sobre el animal, la información almacenada en el ADN -que transmite los genes de los dientes y el pelo, entre otros- no es leída correctamente por las células, por lo que el resultado es un can sin pelo y al que le falta parte de su dentadura.
ALGUNOS MITOS SOBRE
LOS XOLOITZCUINTLES
El perro ha sido víctima de algunos mitos a lo largo del tiempo que resultaron
no son ciertos. Uno de ellos es que son mudos, información errónea si se tiene en cuenta que el perro es capaz de ladrar y aullar e incluso es más ruidoso que otras razas. Otro es que eran un alimento habitual en tiempos prehispánicos.