Creo sinceramente que Olga Sánchez Cordero es de las pocas mujeres que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador para solucionar muchos conflictos internos que lo están golpeando duramente, uno de ellos es el referente a las mujeres que no encuentran en esta administración eco o una mínima empatía por la situación que las he hecho levantar la voz y hasta tomar instalaciones de dependencias de derechos humanos.
El problema es que sola no puede, y me refiero a sola porque quienes tienen la responsabilidad de velar por los derechos femeninos como es la directora de Inmujeres, Nadine Gasman o la titular de los Derechos Humanos a nivel nacional, Rosario Piedra no aportan nada para remediar las inconformidades de un sector vulnerado por la violencia en todas sus formas.
Tampoco se puede culpar a la secretaria de Gobernación de la nula respuesta a las demandas de las mujeres cuando tenemos a un presidente que no entiende o no quiere aceptar la magnitud del movimiento feminista y en lugar de convertirse en aliado minimiza su lucha y enfurece por la destrucción de una pintura.
Sánchez Cordero tiene sobre sus hombros una carga muy pesada ante la demanda de las mujeres, y trabaja con lo que tiene: una secretaría acotada y recortada por la política de austeridad impuesta por el jefe del Ejecutivo. Yo, que he sido critica de la administración lopezobradorista por los errores cometidos en muchos rubros, no puedo quedarme callada ante lo que para mi es una injusticia contra una mujer que sí escucha y atiende a quienes le piden los vea.
La exministra es una mujer noble, concertadora, con vocación de servicio y defensora a ultranza de muchas de las cusas de las mujeres, incluida quizá la más controvertida de todas que es el derecho a decidir sobre su cuerpo. La cuestión, insisto, es que requiere a su lado servidoras públicas con sensibilidad y talento para llevar a buen termino las demandas de las madres que padecen de la desaparición de sus hijos, de quienes han sido víctimas de feminicidios y otros flagelos que estoy segura le duelen como me duelen a mí.
Sin temor a equivocarme puedo asegurar que de todas las mujeres del gabinete es Sánchez Cordero la más sensible, pues por años fue la encargada de velar por la justicia ante el abuso de servidores públicos y ciudadanos que actúan amparados en la impunidad.
Ojalá el jefe del Ejecutivo federal reflexionara sobre quien es quien en su gabinete y fortalezca a quienes verdaderamente pueden ayudarlo a mejorar las condiciones del país y en lugar de recortarle subsecretarias y recursos los aumente para que se cumpla lo que siempre dijo como candidato presidencial: la mejor política exterior es la interior.
Desde aquí mi solidaridad con la titular de Gobernación a quien le reconozco su apoyo para sacar adelante en la Constitución de la CDMX el articulo 13, inciso b donde se reconoce a los animales como seres sintientes.