Dios nos mandó a ser felices a este mundo, no a ser perfectos; antes que nada, este 2020 sea para Ustedes un año lleno de fortuna, pero sobre todo de felicidad. El domingo pasado salió una nota en El Universal sobre el futuro de la protección civil en México, en esta materia la actual administración no ha prestado la atención debida, no es un tema menor y está comprobado que la visión preventiva es por mucho más barata en todos los sentidos que la visión emergencista.
Vamos a ser más proactivos; primero, una visión preventiva es una visión holística e integral que se construye con todos los actores y de acuerdo a las realidades de cada uno de ellos; segundo, para poder implementar políticas de ese tamaño se requiere “Mando”, es decir, facultades orgánicas y legales; tercero, se requieren recursos materiales, financieros y humanos; cuarto, el que encabece esas funciones debe ser un funcionario público con trayectoria probada y con conocimientos en protección civil (en México, muy pocos); por último, que en realidad debería ser la primera, la voluntad política del Presidente.
De acuerdo a los cinco puntos, lo que necesita nuestro país es una Secretaría de Estado que se encargue de llevar a cabo la preparación de los mexicanos ante los desastres, de coordinar los trabajos de adaptabilidad social ante el cambio climático, de crear un atlas nacional de riesgos totalmente actualizado, de que todos los estados de la República cuenten con una legislación, un aparato burocrático y una visión homogénea de la Protección Civil.
Actualmente contamos con una Coordinación Nacional de Protección Civil, que en su nivel jerárquico es equivalente al de subsecretario de Estado y está adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública; es obvio que existe un doble error; el primero, es su área de adscripción, la protección civil es salvaguarda, no seguridad, es como querer comparar y decir que es lo mismo el Cricket al Baseball; este “simple” cambio de adscripción aleja a la Coordinación Nacional de la población, al sujetar a su personal a las políticas de seguridad pública. El segundo, un Subsecretario no puede mandar a un Secretario, entonces queda sujeto totalmente al Secretario de Seguridad Pública, por lo que el “coordinar” se vuelve una tarea desgastante, frustrante y en algunos casos inútil.
Es importante valorar de fondo la creación de un área que tendrá más beneficios para los mexicanos, que otras que son meramente de coyuntura política, la transformación que espero como mexicano es esa, la de los cambios asertivos y no la de ocurrencias como han sido varios de los sexenios anteriores.
EN POSITIVO, le propongo al Presidente de la República un primer paso, regresar a la Coordinación Nacional de Protección Civil a la Secretaría de Gobernación y el segundo, construir la nueva Secretaría de Protección Civil Federal.