Estamos iniciando un nuevo año. Como habíamos dicho antes, los meses de enero y febrero serán bastante complicados por la pandemia. Además del aspecto económico, muchos han señalado que la capacidad de los servicios de salud para atender a los enfermos de Covid estarán rebasados las próximas semanas, es decir, es muy probable que veamos muertos en las calles.
¿Cómo llegamos aquí? Hay una cadena de responsabilidad bastante grande empezando por China, quién tardó dos meses valiosísimos antes en dar la noticia de este virus e hizo lo que más pudo para no alertar a la población internacional.
Por su parte, la autoridad internacional, la Organización Mundial de la Salud, tardó meses en admitir que el virus era altamente peligroso y contagioso, y que el uso del cubrebocas ayudaba claramente a evitar propagación del virus.
En el ámbito nacional, el funcionario responsable del manejo de la pandemia ha sido contradictorio, sesgado y frívolo. Los resultados son criminalmente evidentes.
Por último, en esa cadena de responsabilidad, la mayoría de nosotros, en estas fiestas de fin de año, fuimos irresponsables al bajar la guardia. A más de diez meses de estar lidiando con la pandemia, los mexicanos sabemos que debemos hacer para evitar los contagios y… no lo hicimos.
La Dra. Claudia Sheinbaum ha estado implementando acciones para paliar la pandemia, ha hecho campañas de concientización, ha tenido que sortear las malas decisiones del sector salud federal, sin romper con ellos. Sin embargo, está rebasada por todos los señalados con anterioridad.
Curiosamente, lo más relevante en el claroscuro de la pandemia es que quien mejor tomó las decisiones en la materia fue el secretario de Relaciones Exteriores, al resolver de manera magistral el suministro de las vacunas para México.
Sin embargo, tengo miedo, en este momento de fragilidad las cosas pueden desbordarse, la situación es delicada, hay muchos sucesos, los cuales pueden ser detonantes de un estallido social; para colmo, estamos en año electoral, donde el botín del poder se vuelve la única prioridad de los políticos, originando más encono en la sociedad. Enero y febrero serán decisivos para los mexicanos, de lo que suceda en estos dos meses dependerá el futuro de nosotros.
Si se preguntan ¿podemos hacer algo? La respuesta es evitar contagiarnos, las recomendaciones son muy simples, sigámoslas; en el ámbito familiar hace falta poner en su lugar a los irresponsables, sobre todo a los más jóvenes por ser los que están propiciando más contactos de alto riesgo.
EN POSITIVO, sólo tenemos que aguantar hasta marzo, conservar nuestra salud y la calma deberán ser nuestra prioridad; si las cosas, como están, siguen su curso, abril será el mes en el que empezaremos a respirar un aire nuevo.