Hace ya un mes que el gobernador texano, Greg Abbott anunció que no sería obligatorio usar el cubrebocas en lugares públicos, una apuesta sin duda temeraria ya que, los niveles de contagios continúan y su Estado está ubicado en la segunda posición a nivel nacional. El total de infectados supera los 2.8 millones y las personas fallecidas lamentablemente se acercan a las 49 mil después de California con casi 60 mil y New York con 50 mil.
La polémica en torno al uso o no de la mascarilla ha sido superada, sigue recomendándose su utilización, pero en el sureño Estado de Texas; las decisiones, diferencias y hasta pleitos políticos marcan el rumbo.
El presidente Joe Biden y su administración, siguen promoviendo el uso de la mascarilla, la utilización del gel anti-bacterial y el distanciamiento social así como; las restricciones de ingreso en edificios y zonas federales, los resultados parecen respaldarlo pero esta batalla será aún larga y no sólo en Estados Unidos donde los contagios totales se acercan a los 31 millones y los muertos a los 556 mil, sino en el mundo entero, donde las cifras reportan más de 132 millones de infectados y los muertos se aproximan a los 3 millones.
¿El gobernador Abbott sabe algo que ignoran en general los estadounidenses o el relajamiento en las medidas de precaución para evitar más contagios fueron equivocadas?, en los próximos días veremos los resultados, pero no deja de sorprender que veamos playas abarrotadas, reuniones sociales muy numerosas y hasta estadios de beisbol con lleno total como el recién inaugurado, Globe Life Park de Arlington, donde hay capacidad para más de 48 mil personas.
Joe Biden anunció hace unos días que todos los estadounidenses mayores de edad podrán vacunarse contra este mortal virus a partir del próximo 19 de abril y bueno aquí vale mencionar que antes de cumplirse los primeros 100 días de este nuevo gobierno se alcanzó la meta ofrecida de 100 millones de vacunas aplicadas. El presidente parece que está cumpliendo pero también vale regresar a los 7 puntos que anunció en este combate: duplicar el número de sitios para realizar pruebas, invertir en pruebas de nueva generación, establecer una “junta de pruebas de la pandemia” (similar a la junta de producción de guerra de Roosevelt), establecer un cuerpo de empleos de salud pública para movilizar a 100 mil personas para atender a las comunidades de más riesgo, ofrecer los suministros críticos que necesita la población, utilizar la “ley de producción de defensa” para aumentar la producción de mascarillas, protectores faciales, guantes y en general, equipo de protección personal y por último impulsar la manufactura flexible para no depender del extranjero.
Ya sabremos si el tiempo les da la razón.