Columnas
Para quienes siguen viendo al vecino del norte como un imperio inmortal, los resultados de las elecciones del pasado martes dan cuenta de su anacronismo en su sistema electoral. Lo que en algún tiempo los medios de di(s)función llamaron la democracia más acabada del planeta ahora se muestra vetusta e ineficaz.
Ante esta realidad llama la atención que sólo la derecha en México cree siguen siendo importantes los ganadores de la política de Estados Unidos, como si nuestro único socio comercial fuera ese país. Únicamente la oposición dice que no habrá inversión extranjera cuando la empresa Nvidia, anunció crear su planta más grande del planeta de inteligencia artificial en nuestro territorio.
Seguir creyendo que el vecino influye en nuestra política es vivir en el pasado de los presidentes sumisos que llegaron a ser agentes de la CIA.
Los medios convencionales realizan entrevistas a personajes oscuros del pasado sobre el regreso de Trump. Un canal de noticias temerariamente y burlándose de la inteligencia de los mexicanos entrevistó sobre este tema al ex secretario de Economía Ildefonso Guajardo, identificado más por la corrupción que por el conocimiento, con varias denuncias penales en su contra y cuestionamientos de su honorabilidad en varios medios.
Su paso por Economía no sólo pasó sin pena ni gloria sino que tomó a la Procuraduría del Consumidor como su caja chica, por lo que hay acusaciones asentadas en denuncias en su contra.
Su visión parcial por su pasado oscuro en la Economía del país, aunado a la consigna para golpear a la actual administración no sólo lo coloca en el pasado más oscuro sino que muestra a unos medios cómplices de ese saqueo que nunca debió suceder y del que Idelfonso Guajardo destaca. Su parcialidad se vuelve más grave por tener dos nacionalidades la del vecino país y la de México, a pesar de este antecedente, Peña Nieto lo colocó en Economía como si se tratara de un patriota.
Trump está más cerca del corazón de Gajardo que Claudia Sheinbaum, así sucede también con los “líderes de opinión” del pasado quienes celebran triunfos ajenos y lejanos ante la imposibilidad de festejar los propios, porque en México sólo cosechan derrotas los conservadores.
Trump regresa a la administración pública de un país que no es el mismo que dejó hace 4 años y con casi 80 a cuestas. Su tono bravucón y sus aires de supremacía blanca debió dejarlos atrás. Su país cambió, y seguramente tendrá más de un choque con la realidad desde los primeros días.
La derecha en México está feliz no por el triunfo de Trump sino porque creen que puede hacer daño a la administración de Claudia Sheinbaum, ya que ellos no saben y no pueden ser oposición p contrapeso, quieren que algún extranjero lo sea.