A casi 72 horas de haber concluido la jornada electoral en Estados Unidos, la estrecha ventaja de Joe Biden sobre Donald Trump tiene en vilo a la democracia del país vecino. El actual mandatario apuesta por una crisis post electoral desconociendo los resultados preliminares e impulsando acciones litigiosas en aquellos estados donde necesitaba ganar (como Michigan y Pensilvania), mientras que el demócrata afianza su victoria convirtiéndose en el candidato más votado en la historia de Estados Unidos, superando el récord que Barack Obama estableció hace 12 años.
Si bien, aún estamos lejos de conocer los resultados definitivos de esta justa electoral, los comicios estadounidenses ya están haciendo historia. Una nación con problemas sociales complejos, donde abundan discursos y manifestaciones impregnados de machismo y racismo, parece estar enviando señales de cambio al haber llevado a los parlamentos a representantes de grupos socialmente excluidos.
Muestra de ello es el denominado “escuadrón progresista” de mujeres, conformado por Alexandria Ocasio Cortez, Ayanna Pressley, Rashida Tlaib, e Ilhan Omar, quienes obtuvieron la reelección con amplia ventaja sobre los republicanos, haciendo historia nuevamente, si consideramos que Ocasio se coronó en 2016 como la mujer más joven elegida en el Congreso de los Estados Unidos, mientras que Tlaib y Omar ese mismo año se convirtieron en las primeras mujeres musulmanas en obtener un escaño. Su reelección no sólo es provocadora para el conservadurismo estadounidense, sino que es esperanzador en una nación que hoy, como nunca, se encuentra profundamente dividida.
El aleccionador progresismo de esta jornada logró lo impensable en algunos estados de la Unión Americana. Misuri, entidad con un pasado de profunda discriminación en contra de la población afrodescendiente, por primera vez en su historia eligió a una congresista de color, la demócrata Cori Bush, reconocida activista del movimiento Black Lives Matter.
También la comunidad LGBTTTIQ+ fue de las grandes ganadoras en el reciente proceso electoral. Al menos 35 de los 574 candidatos integrantes de este colectivo, fueron electos, según sondeos de la madrugada del miércoles, incluyendo a Ritchie Torres y Mondaire Jones, quienes se erigen como los primeros hombres abiertamente homosexuales afrolatinos elegidos para el Congreso. Asimismo, Sarah McBride y Taylor Small, se convirtieron oficialmente en las primeras legisladoras transgénero estatales de ese país, tras ganar las elecciones locales en Delaware y Vermont, respectivamente.
Paul Auster, poeta estadounidense, afirmó alguna vez que para aquellos que no tenían creencias, la democracia era su religión. Parece ser que la doctrina de Auster fue bien entendida por las minorías históricamente excluidas, quienes han abrazado la religión de la democracia haciendo política, mediante ciudadanos y ciudadanas que poco a poco le arrebatan el poder a la clase gobernante de ese país.
Sea cual sea el resultado, el rostro político de los Estados Unidos, está por cambiar.