El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó que el próximo lunes 10 de febrero anunciará la imposición de un arancel del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio. La medida, que afectará a todos los países exportadores de estos metales, fue revelada por Trump a bordo del Air Force One el domingo 9 de febrero. Sin embargo, no detalló la fecha exacta en la que entrará en vigor la nueva política comercial.
Además de estas tarifas, el mandatario adelantó que en los próximos días anunciará aranceles recíprocos dirigidos a las naciones que imponen gravámenes a las exportaciones estadounidenses. Aunque el anuncio podría realizarse entre el martes y el miércoles, estos aranceles tardarán un poco más en implementarse.
Estas acciones forman parte de una serie de medidas arancelarias promovidas por Trump en su estrategia de política comercial. El presidente también ha amenazado con imponer gravámenes a otros sectores, como el farmacéutico, el petrolero y los semiconductores, además de considerar impuestos a las importaciones provenientes de la Unión Europea.
En días recientes, el gobierno estadounidense aplicó un arancel del 10% a productos de origen chino, lo que llevó a Pekín a anunciar medidas de represalia que entrarán en vigor a finales de febrero. Estas sanciones comerciales chinas afectarán a importaciones estadounidenses valuadas en 14 mil millones de dólares, lo que refleja un enfoque más moderado en comparación con la guerra comercial de la primera administración de Trump.
Los mercados financieros observan con cautela la posibilidad de que ambas potencias lleguen a un acuerdo antes del 10 de febrero, fecha en que China aplicará sus nuevas tarifas. La Casa Blanca ha indicado que se está organizando una conversación entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, con el objetivo de discutir estos temas.
El mandatario ha defendido su estrategia comercial como un mecanismo para equilibrar el comercio exterior, reducir el déficit comercial y generar ingresos fiscales. No obstante, economistas advierten que los aranceles podrían encarecer los costos de producción para las industrias estadounidenses que dependen de insumos importados, lo que impactaría en los consumidores y podría afectar el crecimiento económico.
Los nuevos gravámenes también surgen en un contexto en el que la industria siderúrgica de Estados Unidos intenta recuperarse de uno de sus peores años desde el primer gobierno de Trump. En 2018, el presidente ya había impuesto aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio bajo el argumento de seguridad nacional.
En contraste, Trump decidió posponer la aplicación de tarifas del 25% a México y Canadá, así como un arancel del 10% a la energía canadiense, tras recibir compromisos por parte de ambos gobiernos para atender sus preocupaciones en materia de migración y seguridad fronteriza. No obstante, estas suspensiones están programadas para expirar el 4 de marzo, lo que deja abierta la posibilidad de que sean reinstauradas.