Jacqueline Ramos
Uno de los retos más importantes que viven quienes tienen a una persona de su familia enferma de Covid-19, es que no pueden ofrecerle acompañamiento mientras está hospitalizada, señaló Andrómeda Ivette Valencia Ortiz, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Y si llegan a fallecer, indicó la experta, uno de los primeros cambios drásticos, es que tenemos que vivir el duelo en aislamiento, no podemos estar cerca de esa persona, ni realizar funerales o ceremonias que nos pudieran ayudar a manejar mejor esta situación.
Al participar en la charla interactiva “En Conexión”, del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), con el tema: “Duelo y manejo de las pérdidas durante la crisis sanitaria”, dijo que en ese caso es necesario llevar a cabo “estrategias adaptativas” para realizar rituales de despedida de nuestros seres queridos; pues dijo, no hay que olvidar que son necesarios para logar un proceso de duelo saludable.
“Un ritual de despedida no siempre es un funeral, tenemos otras posibilidades de despedirnos y dependerá de cada familia, de sus características o de los gustos o interés de la persona a la que estamos despidiendo”, consideró.
La experta puntualizó que de regreso a la “nueva normalidad”, debemos reconocer que las cosas no serán como antes, se debe tener paciencia, identificar nuestras reacciones, recordar que el dolor emocional es parte del proceso para recuperarnos y estar pendientes para pedir apoyo profesional en caso de no superar alguna pérdida.
Consideró que, en el marco de la pandemia por el COVID-19, en caso de perder a una persona querida o a algo que nos afecte, lo más oportuno e importante es saber cómo debemos adaptarnos y reaccionar rápidamente para afrontar el duelo.
Por ello, dijo que durante el confinamiento las pérdidas son parte normal del desarrollo y del ciclo de la vida, éstas pueden ser de salud, materiales, económicas, laborales, de estatus, rutina o en las relaciones personales.
Mencionó que cada persona vive un proceso emocional diferente, resultado de una pérdida.
Las principales reacciones físicas por una pérdida y que se vinculan con el proceso de duelo se expresan con ansiedad o miedo intenso, además de que el cuerpo manifiesta una respuesta física de cansancio, taquicardia, dolor de cabeza, náuseas, sensación de vacío en el estómago, insomnio y pérdida del apetito.
Por otro lado, expuso que hay quienes, ante una pérdida, expresan una reacción de amor o apego hacia la persona o de aceptación a la nueva situación, lo que se entiende y se revalora.
En este caso, “se tiene un proceso de duelo saludable, es el momento en el que hemos entendido que estas pérdidas forman parte de la vida y de nuestro proceso de desarrollo, llegando a aceptarlo”.
La experta en psicología manifestó, por otra parte, que es muy importante revalorar el papel del personal de salud, quienes trabajan y arriesgan sus vidas al atender a otras personas.
Redacción ContraRéplica
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