Columnas
Siendo un ejercicio constitucional— el próximo domingo 1° de agosto— los mexicanos tenemos la oportunidad de determinar si se aplican acciones pertinentes a fin de esclarecer algunas decisiones, conforme a los asuntos de carácter político, como es el caso de las determinaciones que tomaron los expresidentes en los pasados cinco sexenios.
Se determinará la decisión a pregunta expresa si estás de acuerdo o no. Ese será el único concepto que se tratará; si o no es la respuesta. La consulta ya tiene establecido un protocolo receptor; se podrá ir a emitir la voluntad con suficientes mesas; la totalidad de ellas vigiladas por el órgano institucional y observadores acreditados por el Instituto Nacional Electoral.
Ya con el criterio establecido, se necesita la participación activa del 40% del padrón, es decir, 37.5 millones de personas que decidan votar a favor de someter a los expresidentes a los términos establecidos a pregunta expresa que ratificó la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, con mayoría, consiguió darle el rango constitucional y avaló la disposición para llevarlo a la consulta popular.
Hasta la fecha, y a cuatro días de que llegue el momento, hay una motivación antes de que se celebre el ejercicio democrático. Entonces, la decisión que determine el pueblo de México, puede sujetarse a una lectura que vale la pena abordarla.
Primero, la eficacia de la consulta puede tener un rango según el pulso que está al alcance de la sociedad; en otras palabras, la probabilidad de que sea un éxito, tiene muchos matices.
En cuanto al porcentaje que estiman algunas instituciones metodológicas, más del 80% está de acuerdo en someter a la justicia a los expresidentes; puede ser que, también, influya la capacidad y el efecto del presidente Obrador. Si bien no puede realizar una intervención directa, su imagen infiere como lo hace en los asuntos públicos y, por supuesto, en los temas dominantes de la agenda.
Una segunda lectura que se me viene a la mente, es que, quizá, es necesario ponderar el gran respaldo que goza el presidente. Casi el 60% de la población avala su gestión; su legitimidad continúa siendo sólida; conviene decir que, gran parte de esa sociedad, posee una animadversión o, más bien, una exacerbación con mayor proporción a someter a la justicia a los expresidentes. Eso se puede apreciar en el apoyo que se nota a favor del mandatario; logra ser un factor clave.
Otro aspecto a considerar, radica en las circunstancias que ligan las acciones de los expresidentes con el tema político, en otras palabras, hay una relación implícita con el sistema de partidos de la derecha. Eso puede ser un detonante que abone a la participación a gran escala. Y es que tan solo el hecho histórico de tener en las manos la posibilidad de lograr justicia en caso de conseguir el porcentaje necesario, mueve y motiva a la ciudadanía; ese efecto, hasta hoy, da mayor certeza de que, el ejercicio democrático, sea un éxito.
Justamente la sociedad en general ha comprendido la importancia de la consulta popular, pero también, la gravedad que se vivió en aquella época fallida de los gobiernos neoliberales. Detrás de ello, se ubica un instante crucial para participar el próximo domingo. Salgamos a emitir nuestra voluntad en este ejercicio democrático que tiene los ojos puestos en la justicia social.
Notas finales
No hay duda del excelente trabajo que realizará Ignacio Campos Equihua, presidente municipal electo de Uruapan, Michoacán. He estado analizando la organización y planeación; también, asigno seguimiento puntual porque se trata de la segunda ciudad más grande de la capital y, por supuesto, un punto clave de la producción de aguacate que, al final de cuentas, es un detonante para optimizar la transformación económica y productiva del territorio. Hay un aire que se respira de grandes expectativas; el todavía diputado federal y muy pronto alcalde, sincroniza una serie de acciones y gestiones que, con una capacidad de respuesta inmediata, traen motivación y confianza. Si vemos las cosas de ese modo, nos damos cuenta que logrará una gran legitimidad y un clima favorable de gobernabilidad institucional. De hecho, sus primeras reacciones e impresiones constantes dan fe del flujo de participación de la mano de la sociedad o, a lo que él ha llamado una administración de puertas abiertas. Todo pinta muy bien.