Está por terminar el segundo año de gobierno de los alcaldes y alcaldesas en la CDMX. Unos buscarán la reelección, otros saltarán a otro cargo y algunos se irán al archivo muerto de la memoria colectiva, por lo gris de su gobierno.
Con excepción de los que ya fueron jefes delegacionales, el primer año de gobierno es de aprendizaje. El segundo, es el año más fuerte y de mayores logros. Y el tercero es de campañas, elecciones, cierre, transición y entrega.
Lo que no lograron este año, difícilmente podrán hacerlo en 2021. Por ello, es importante hacer una revisión de sus obras y programas y así poder conocer su legado. Comienzo con los más visibles.
Víctor Hugo Romo, el bicialcalde, siempre ha priorizado la seguridad pública y los datos indican que va por buen camino. Con una reducción de 33 por ciento en la incidencia delictiva, fuerte combate a la corrupción y primer lugar en transparencia y rendición de cuentas, Romo se perfila como uno de los alcaldes con posibilidades de ser reelegido.
Más, si a esto le sumamos su cercanía con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el elevado nivel de aceptación que tiene entre la gente.
En Álvaro Obregón, la alcaldesa Layda Sansores quiere dejar huella con su “hija predilecta”: “Escalando vidas, tejiendo destinos”. Es la construcción de escaleras eléctricas y un elevador inclinado techados, que conectarán y cambiarán la vida de los habitantes de 18 colonias populares, que diario tienen que subir cientos de escalones. Si logra darle integralidad (iluminación, mantenimiento, seguridad y desarrollo social), será un proyecto que trascienda como el de Medellín.
El autor del gol más bello de la historia mundialista y alcalde de Coyoacán, Manuel Negrete, quiere pasar a la historia por un gobierno ciudadano. Lo ha tenido todo en contra, pero está acostumbrado a venir de atrás y ganar el partido. Aspira a dejar como herencia un cambio en la política social con sus programas: apoyo a las jefas y jefes de familia, personas con enfermedades crónico-degenerativas y fomentando la cultura.
Regresó el presupuesto para mantenimiento de escuelas y mercados públicos. Pero su gol de oro será la construcción de un planetario en la zona de los Culhuacanes, donde antes había un parque acuático que demostró ser divertido, pero no sustentable.
El experimentado alcalde de Iztacalco Armando Quintero, le apuesta a los apoyos económicos en efectivo y al rescate de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixiuhca; sin embargo, con el relajo de empresas y contratos que le heredaron, no ve la luz al final del túnel y presentó denuncias penales para salir lo mejor librado posible.
Julio César Moreno en Venustiano Carranza, mantiene los apoyos directos a través de tarjetas electrónicas y una estructura de gobierno activa, con experiencia y conservando la cercanía con los vecinos. Lástima que esa cercanía no exista con la Jefa de Gobierno.
En Iztapalapa, Clara Brugada brilla por su ausencia en la estrategia contra la pandemia, pero quiere pasar a la historia por llevar el mar a los iztapalapenses. Remodeló el deportivo Francisco I. Madero, lo dotó de una alberca de olas (única en la CDMX), lago artificial con cascada, auditorio, pista de tartán y una pista de hielo. Ojalá le apueste igual al rescate de las escuelas en el regreso a clases, van a necesitar mucho apoyo.
Finalmente, quien iba bien, pero se durmió en sus laureles, es el alcalde de Cuajimalpa Adrián Ruvalcaba. Al paso que va, solo será recordado por haber uniformado como policías a todos sus funcionarios.
ENTRE GITANOS
El que no se cansa de meter en aprietos al presidente con los gobernadores, es Hugo López-Gatell. En el Congreso de la Unión, diputados y senadores sí se están cansando de defenderlo. Más cuando es incapaz de ponerse de acuerdo con Sheinbaum en el color del semáforo para la CDMX. Jugó a las fuercitas con Claudia y perdió.