-Tienes que ir, no puedes quedarte sin participar, le decía a una de mis amigas. "Vamos a hacer historia juntas, será un antes y un después, hazlo por tu linaje, por tu abuela, tu mamá, tus hermanas, amigas, sobrinas, por esas mujeres que haz visto en la prensa, en las redes, que han desaparecido, que las han encontrado muertas, por las que son sometidas, física y psicológicamente, por las abandonadas, violadas... ¡Carajo¡ ¿Cuánto hemos soportado? Te haz puesto a pensar que cuando seas abuela podrás decirle a tus nietos 'Yo estuve ahí, yo alcé la voz, yo fui parte de la historia'".
Cuando me uní con mi hermana a la marcha en Pachuca me salió otra voz, lloré por las muertas, imaginé cómo a los gritos de nosotras en las calles, en todo el país, las tumbas retumbaban, las fosas comunes , los basureros a donde han sido aventadas en trozos... sentí a mi lado el espíritu de esas mujeres. Gritaba por ellas y gritaba más fuerte. Lo recuerdo y se me mueve el corazón. Sí lloré por ellas, lloré por las jovencitas que ahora son parte de una nueva generación: ahí iban ellas con el pelo pintado de naranja, de morado, con la piel tatuada, ahí las vi amándose más, valorándose como muchas no lo hemos hecho, ellas ahora nos ponen el ejemplo. Yo estuve ahí, para encontrarme por segundos con una pequeña de unos 6 años con dos coletas y moños que portaba una cartulina: “Soy niña y a las niñas también las están matando”. Me miró, vi su ternura y orgullo de caminar de la mano de su madre. En esa mirada pude ver que aun con sus pocos años esa pequeña se sentía orgullosa y emocionada de caminar por las mujeres y de ser una mujercita.
Este #8M2020 nos convertimos en una ola morada, el color que habla de la transmutación, porque después de esta fecha ya nada será igual. Hemos transmutado a ser más valientes, a defendernos, a ser más solidarias, florecimos, como esas jacarandas de marzo. Amamos y respetamos nuestro cuerpo con celulitis, kilos de más , estrías, cicatrices. Este cambio también es para ellos, en la marcha me tocó verlo, al final un grupo de hombres llevaban una enorme manta en color morado con la leyenda “Ellas al frente, nosotros las respaldamos”. Miles de hombres con nuestra ausencia del #9M lo han entendido, ahora vienen días y meses de sanarnos el alma, pero de sanar también a ellos vaya reto, porque para que esos hombres violentos dejen de hacerlo deben de pedir ayuda, deben de querer curar esas heridas de su infancia. Hoy las mujeres hemos puesto el ejemplo y no miraremos atrás nunca más, yo estuve ahí y tú también.TWITTER @lauperezcisnero.