Columnas
Una fotografía que se volvió parte de nuestra memoria histórica, imagen que ha traspasado fronteras y tiempo para poner a las soldaderas ante la mirada del mundo entero.
Mañana será un aniversario más de la Revolución Mexicana, aquella lucha que reunió a Francisco Villa, Emiliano Zapata y Venustiano Carranza junto a miles de campesinos y campesinas, rebeldes, soldados y soldaderas.
Escribió Elena Poniatowska en su libro Las soldaderas: “No hay Revolución Mexicana: ellas la mantuvieron viva y fecunda, como la tierra”. “Las soldaderas pululan en las fotografías. Multitud anónima, comparsas…”.
Así los invito a ver esta imagen a detalle, como si pudiéramos detener el tren y acercarnos por un segundo con un zoom digital, como hoy lo hacemos tan fácilmente en nuestros dispositivos.
Vemos a siete mujeres arriba del tren, supuestamente era un carro cocina, a una mujer tímida y morena al fondo que apenas se asoma del lado izquierdo, la que le sigue ve al horizonte, seguramente en silencio, mientras que a su lado una mujer que por su mueca, parece que va incómoda o molesta, después una mujer bien asegurada sosteniéndose de los tubos viendo a un costado.
Al frente del lado izquierdo vemos a una mujer vestida como una soldadera o Adelita, asomándose al camino con un rostro de enojo, sorpresa, pero con mucha fuerza; mientras que atrás de ella una señora que no vemos su rostro, está sentada sosteniendo una canasta, seguramente de comida.
Al frente también otra Adelita, más joven, al menos así parece con dos arracadas de aretes, con una actitud más relajada y desinteresada. Se sostiene para no caerse, pero pareciera que le da igual si avanza o no el tren; a diferencia de su compañera de su derecha.
▶ La imagen pareciera que está en movimiento, por la fuerza de los brazos de las mujeres al sostenerse para no caer y sobre todo, por el rostro de la Adelita principal, un segundo en el que ella gira su cabeza para saber qué vendría más adelante.
¿Se imaginan fotografiar un movimiento de esta intensidad e importancia? Pero sin cámaras digitales, ni computadoras en la mochila para en viar el material antes de que se escondiera el sol.
El mundo de antes, la fotografía a su estilo más puro. Una cámara que no les daba un previo de su toma, es decir, si salía o no salía, lo sabrían después. El uso en modo manual, era lo que había, así que el manejo de la luz y la velocidad era de memoria, a certeza y no a la suerte.
Las mujeres de ese tiempo decidieron salir de casa y luchar junto a sus maridos y algunas cargando a sus hijos. La revolución fue de todos.
La fuerza de esta imagen representa el involucramiento de la mujer en una rebelión social, imaginen la sorpresa para todos los caballeros de la época. Ellas, las más pobres, salían cargando canastas de comida, niños o armas. Quizá fue la frase de Zapata “¡La tierra es de quien la trabaja!” lo que las motivó a salir y pelear.
Esta imagen ha sido editada para que solo aparezca la Adelita o soldadera de lado izquierdo, la que muestra más arrojo, fortaleza y carácter. Justificado de manera correcta, ya que si ella no hubiera tenido esa actitud, quizá hubiera sido una imagen más de las que pululaban, según Poniatowska.
Ella se convierte en el estandarte de las mujeres aguerridas que salieron a pelear, dejando de lado sus “labores” en el hogar y sus roles de madres. Es el mejor ejemplo de las guerreras que pelearon en nuestra Revolución.
Esta histórica imagen forma parte de las más de 300 mil fotografías, negativos y documentos que cuenta el Archivo Casasola y que pueden visitarlo en la Fototeca Nacional en la ciudad de Pachuca.
Desde que tengo uso de razón, esta imagen se le atribuye a Agustín Casasola y la hemos visto en libros de historia y en distintas exposiciones; sin embargo, hace unos años el periódico La Jornada publicó un artículo en donde esfuma toda la historia de esta imagen y que el autor de ella es Jerónimo Hernández, fotógrafo del diario maderista Nueva Era, según el investigador José Antonio Rodríguez.
Si fue Jerónimo o Casasola, la imagen por sí sola ya hizo historia. Llevó a la mujer a fraccionar sus roles en la sociedad, mostrándola fuerte y valiente en un campo de batalla dirigido por hombres.
De hecho, si se acuerdan, fue en el 2010 para conmemorar el Centenario de la Revolución Mexicana, el Banco de México eligió esta imagen como parte del diseño del billete de 100 pesos.