Columnas
El colapso del gobierno sirio en la víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos subraya la fragilidad de los regímenes autoritarios. Las revelaciones que se dan. Conocer en las últimas horas sobre asesinatos, desapariciones forzadas y violencia sexual cometidas contra la oposición exigen una reflexión global sobre los riesgos de la represión estatal. En México, estas atrocidades evocan ecos de un pasado sombrío que no debe repetirse.
El régimen sirio, sostenido por más de cinco décadas, dejó una estela de horrores que incluyen fosas comunes y violaciones sistemáticas de derechos fundamentales. Este escenario recuerda episodios oscuros de nuestra historia, como la represión registrada en la década de los años 60 y 70 en Guerrero y otras regiones, donde el Ejército y fuerzas paramilitares aniquilaron a disidentes. Las ejecuciones extrajudiciales, el uso de aeronaves para deshacerse de los cuerpos y las torturas documentadas muestran que la vulneración de derechos no es un fenómeno lejano.
La Dirección Federal de Seguridad, hoy extinta, operó durante décadas como brazo represor del Estado. Sus prácticas incluían vigilancia, persecución y desapariciones de ciudadanos, muchas veces sin juicio previo. Los expedientes en el Archivo General de la Nación revelan un periodo en el que la brutalidad era moneda corriente para acallar voces incómodas.
En aquellos años, el Ejército mexicano se convirtió en el principal operador de las acciones de combate contra la guerrilla en Guerrero, conocida como “Guerra Sucia”, al grado de concentrar una tercera parte de sus efectivos en aquella entidad federativa, incluidos soldados, equipo y vehículos, como helicópteros, aviones y carros de combate.
A nivel internacional, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca erradicar estos abusos y garantizar condiciones básicas de vida. Entre los derechos fundamentales figuran la libertad de elección democrática, la salud, el acceso al agua potable y una vivienda digna. Sin embargo, la implementación de estas garantías sigue siendo un reto en países con desigualdades marcadas.
México ha avanzado en ciertos aspectos, como el reconocimiento de los derechos de sectores vulnerables. La pensión del bienestar para adultos mayores, los apoyos para madres solteras y personas con discapacidad, y las becas para estudiantes reflejan una voluntad de acción social, refrendado por la titular del gobierno federal, Claudia Sheinbaum Pardo. Estos programas muestran un esfuerzo por alinear políticas públicas con la dignidad humana.
El caso sirio es un recordatorio de cómo el abuso del poder puede devastar a una nación. Si bien México no enfrenta un contexto similar, su historia de autoritarismo y represión subraya la importancia de consolidar una democracia que respete las libertades. El legado de décadas de violencia debe servir como advertencia para evitar que el Estado repita los errores del pasado.
Ningún gobierno debe alejarse de su propósito original: servir a la sociedad. Cuando la política se convierte en un negocio, se traicionan los principios básicos del servicio público. No se trata sólo de evitar retrocesos, sino de garantizar que la justicia y la dignidad prevalezcan como pilares de la vida nacional.
Punto Cero
La marca de chocolates Turín lanzó en la víspera en México su nueva línea de productos que incluye a tres nuevos integrantes: “Zero Sugar”, “Masterpieces” y “Baileys”; “Buscamos que sea el detalle significativo sin perder la elegancia”, así lo anunció María Álvarez, gerente Sr. de Mercadotecnia para Turín Premium, en la víspera de los festejos navideños. Enhorabuena.
*Periodista | @JoseVictor_Rdz
Premio Nacional de Derechos Humanos 2017