Columnas
Hace 487 años la Virgen de Guadalupe se apareció por primera vez en el Cerro del Tepeyac. Desde hace días la ciudad de México recibe a miles de peregrinos que vienen desde todos los puntos del país.
▶ Quise esperar a ver qué imágenes salían de la cobertura del día de ayer, pero también recordé la magnifica foto que logró el fotoperiodista italiano Alessandro Di Meo en la visita del Papa Francisco a la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México.
Hace dos años ya de su visita a la Basílica en donde ofició misa y tuvo la privacidad de estar frente al manto de la Virgen.
Alessandro es parte del staff de fotógrafos de agencias internacionales que cubren las actividades del actual Papa de la Iglesia Católica. A diferencia del resto de la prensa mexicana, quienes no tuvieron la oportunidad de ubicarse en esa zona, Alessandro obtuvo un encuadre limpio y casi único para él.
Para Di Meo, quién se considera un fotoperiodista que hace su trabajo con extremo cuidado y atención a los detalles, no miente a la hora de hacer esta captura.
La posición del Papa al interior de un cuarto que no conocíamos, el manto de la Virgen volteado por completo y en exclusiva para él. La Luz del interior que ilumina el brazo de Francisco al momento de acariciar la imagen.
Los elementos como las flores blancas que fungen de ofrendas para quien es considerada la Reina de México.
Y remata con el principio de la bandera de nuestro país, sus colores vivos, el verde, el blanco y el rojo también iluminados por la luz del interior del recinto.
Alessandro, hoy de 40 años de edad, es también el autor de aquella fotografía que conocimos en 2012 cuando una tormenta eléctrica produjo un rayo que cayó directamente en la cúpula más alta del mundo, en la Plaza de San Pedro. Bien conocido como el “rayo divino”, pues fue justo horas después de que el Papa Benedicto XVI abdicara.
Pareciera que su cercanía con la fe católica, lo ha hecho ser testigo de momentos únicos que ha logrado fotografiar para compartirlo con todos.
▶ Hoy la Virgen de Guadalupe, reconocida a nivel mundial, es visitada por miles de feligreses cada 12 de diciembre quienes esperan bajo las frías temperaturas de la noche para cantarle a las meras 00:00 horas las mañanitas.
Para quienes somos católicos, poder estar en ese momento hace que se te enchine la piel y el corazón se acelere.
Estos días es de fotografiar los rostros de cansancio, miradas de fe y cuerpos agotados de caminar y dormir en casas de campaña o en el mismo piso.
Muchos fotógrafos de la ciudad aprovechan para organizar clases prácticas de foto y coberturas para principiantes durante todo el día y toda la noche.
El manejo de la luz, sin usar el flash, la dinámica de conocer los caminos por donde sí se puede pasar, los que no, y sobre todo, ayudarlos a desarrollar el ojo fotodocumentalista que en estos eventos es importante tener.
Más allá de la fe, también se capturas los detalles entre la gente, las esculturas que cargan en sus hombros por largas distancias, quienes traen a sus hijos desde pequeños inculcándoles una de las tradiciones más fuertes de un católico, quienes lloran de agradecimiento por algún favor pedido hace un año y vuelven para agradecer.
Cada 12 de diciembre es una fiesta de fe que rodea el recinto que guarda el manto sagrado de la Virgen de Guadalupe. Por los tiempos, mañana publicaré las fotografías realizadas por mis colegas en mis redes sociales.