Cuando pueda, gire un globo terráqueo y al azar coloque el dedo (si se puede, hágalo con un globo suyo, pues si lo hace con uno en una tienda, lo verán feo las vendedoras), no lo haga con mucha fuerza para no tirarlo y vea en dónde quedó.
Si queda en el mar, vuelva a intentarlo y al caer en tierra, puede saber que ahí, justo ahí, bajo la yema de su dedo índice será el lugar del conflicto, la pugna política, la guerra, la persecución, es decir, el sitio de la humanidad.
Y es que eso es un mapa, es la representación a escala de la geopolítica, es decir, las formas en que unos le quitan a otro lo que es suyo para encasillarlo en fronteras nuevas y formas políticas convenientes para el ganador.
Cuando nos enseñaron a leer los primeros mapas, la URSS ocupaba un gran espacio siempre a la derecha del mapa, junto con Checoslovaquia, Yugoslavia, Alemania Democrática, Rumania, ocupaban el este de Europa, luego, la lucha, las caídas en el mercado, la noticia, reporteros de guerra y un día, todo desapareció y hubo nuevas nomenclaturas, nuevas rutas comerciales, nuevos empoderamientos y nuevas luchas por el poder y el mapa fue modificado. Rusia, República Checa, Ucrania, Eslovaquia, Lituania, Estonia y otros redibujaron Europa.
En América la historia es similar (no se preocupe, no trataré de contar la historia del continente). Hoy en la ciudad norteamericana de Los Ángeles se da la llamada Cumbre de las Américas, misma que históricamente ha buscado imponer los intereses de los EU y nunca ha podido establecer una visión estratégica compartida que facilite alinear y sostener esfuerzos en una misma dirección o fijar prioridades
EU no tiene una oferta suficientemente atractiva para la región en términos de asistencia oficial al desarrollo, inversiones en infraestructura, comercio, cooperación sanitaria y gestión migratoria, por ello propone abordar asuntos “urgentes e ineludibles”: desigualdad, salud, asistencia humanitaria y cooperación para el desarrollo. Luego, asuntos estratégicos para la sustentabilidad: recuperación económica e infraestructura, medioambiente y transición energética. Recién luego, acordar asuntos prioritarios, como la calidad democrática y el respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, la tesis que impulsará un bloque económico para enfrentar el crecimiento económico y militar de China y Rusia es un intento para impulsar el carácter extractivista que ha impulsado desde el siglo XIX en América latina, donde explotó las tierras y devastó a los nacientes sistemas políticos del continente.
EU necesita retomar su papel como la economía depredadora sobre el resto del continente para poder enfrentar la guerra económica con los chinos y los rusos.
Por ello, la cumbre es excluyente por naturaleza pues necesita voces que calladas aprueben el modelo que necesita imponer EU.
Es un hecho que la participación y representatividad en la Cumbre ha sido -y sigue siendo- objeto de controversia. Desde su origen, la inclusión o exclusión de Cuba fue motivo recurrente de polémica: no fue convocada a las primeras seis citas en razón de su régimen político y de su exclusión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962, pero sí participó en las últimas dos después de que se revirtiera su expulsión del sistema interamericano (2009) y de que la administración de Barack Obama normalizara gradualmente las relaciones diplomáticas (2015) . La representatividad del foro alcanzó su cenit en la llamada "cumbre incluyente" de Panamá, en 2015, pero la situación cambió y la participación llegó a su punto más bajo en 2018 con la inasistencia del presidente Donald Trump a la última cita en Lima.
Hoy, EU giró su globo terráqueo y puso su dedo sobre América y tomó su goma de borrar y decidió que Cuba, Venezuela y Nicaragua no existía y con ello construyó una nueva morfología continental.