Columnas
En México hay muchos sectores de la sociedad que intentan cambiar para bien la vida pública del país; desmontar el viejo régimen socioeconómico cuyo principal sello es la corrupción generadora de atraso e injusticia. Pero es y será una lucha larga que, en el mejor de los casos, tardará incluso décadas antes de dar resultados tangibles. Treinta años es el tiempo aproximado que se requiere para alcanzar el desarrollo, en caso de que todo salga bien, aunque ya es posible percibir pequeños avances.
Lógicamente el principal frente de la mencionada lucha es el combate y control de las prácticas corruptas, digo “control” porque es imposible erradicar este flagelo del todo. La corrupción es parte inherente de la humanidad; aún en las sociedades consideradas como las más avanzadas hay alguna modalidad de corrupción, lo que, por supuesto también resulta válido dentro del ámbito deportivo, basta con ver organismos internacionales como la FIFA y el COI, por mencionar sólo un par de ejemplos, para percatarse.
Truhanes, facinerosos, corruptos y demás gente de mal vivir, deben ser rechazados socialmente y perseguidos por la justicia; entre estos: políticos mañosos, transas o ambiciosos de poder por el poder mismo, del tipo de Ricardo Monreal y Adán Augusto López, entre muchísimos más, que andan embozados por ahí aparentando lo que no son; asimismo, empresarios enriquecidos hasta la náusea gracias a sus contactos políticos, más que a su visión para hacer negocios, o que han recurrido a la evasión fiscal, del tipo de Ricardo Salinas Pliego (quien por añadidura es un usurero). Todos ellos y otros de similar ralea deberán ser erradicados de la vida pública si acaso aspiramos a que la nación mejore en serio.
Hace unos días (24 de marzo), un juez dictó orden de aprehensión en contra de Alejandro Irarragorri, luego de que no se presentara a una audiencia para responder a la acusación de omitir el pago de impuestos, derivados de transacciones de compraventa de jugadores.Irarragorri, presidente y director de Grupo Orlegui, dueño de Santos de Torreón y Atlas de Guadalajara, no debe una cifra multimillonaria al SAT (como sí es el caso de Salinas Pliego que adeuda al erario más de 60 mil millones de pesos), “apenas” 17 millones de pesos. Lo que considero importante es el intento de poner fin a los abusos de gente poderosa que se siente intocable y por encima del resto. Por lo pronto anda a salto de mata en Estados Unidos. Veremos a ver.
Grupo Orlegui y su dueño han resultado una muy perniciosa presencia dentro del futbol mexicano en razón de varias ídem, a saber: cuando el Atlas pasó a ser propiedad del empresario de marras, este cabildeó y obtuvo la suspensión “provisional” del ascenso y descenso en la Liga MX, no fuera a ser que el equipo bajara a las primeras de cambio y adiós inversión millonaria (la medida se ha extendido indefinidamente por más que se prometa lo contrario); es miembro del club de multipropietarios (tema que tocaremos en detalle posteriormente), uno de los mayores sinsentidos del futmex y; ha intentado por todos los medios asociar, en condiciones que en los hechos serían una absorción, a la Liga MX con la MLS, lo cual sería un desastre absoluto, porque si acaso debemos tener nexos con alguien fuera del país es con la CONMEBOL, vía ideal para alcanzar un mayor desarrollo futbolístico. En fin, el deporte forma parte de la sociedad y es espejo de los vicios y virtudes de esta. Hasta el próximo jueves…