Por Armando Hernández Cruz
El 18 de febrero de cada año se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Esta fecha se instituyó en 2007, en honor al natalicio del psiquiatra austriaco Hans Asperger (1906) quien realizó los estudios iniciales que permitieron la sistematización del diagnóstico respectivo.
La conmemoración sigue siendo oficial, sin embargo, el manual médico vigente; Manual Diagnóstico y Estadístico o DSM-V del año 2013, unifica criterios antes separados, como Autismo, Síndrome de Asperger, los Trastornos Generalizados del Desarrollo y otras condiciones de Neurodiversidad; dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA,) por lo que el diagnóstico de Asperger se encuentra en desuso.
Ello, pese a que de cierta forma ya se había generado identidad frente al término “Síndrome de Asperger.” Algunas personas con esta condición se identifican a sí mismos como “Aspies” (aunque a otros no les gusta esa etiqueta o denominación).
Por otro lado, el 2 de abril es el Día Internacional de la Concientización del Autismo, mientras que el 3 de diciembre es el Día Internacional de la Discapacidad.
Es importante que existan todas estas fechas para visibilizar, concientizar y sensibilizar a la sociedad en la necesidad de trabajar estrategias de inclusión social: políticas públicas, acciones concretas, planes y programas, presupuesto. Todo ello con el fin de echar a andar los necesarios ajustes razonables; sobre todo en una condición que en muchos casos resulta casi invisible o imperceptible, como lo son los Trastornos del Espectro Autista.
La inclusión implica la necesidad de eliminar o reducir todas esas barreras que se presentan para el desarrollo de las actividades cotidianas.
Esto se logra a través de la aplicación de los ajustes razonables a que se refiere el artículo 2 de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, y otros ordenamientos legales aplicables.
Asimismo, tenemos la Ley General para la Atención y Protección a Personas con la Condición del Espectro Autista, así como la Ley para la visibilización e Inclusión Social de las Personas con la Condición del Espectro Autista, que establecen ciertas medidas a favor de este grupo. Una de las cuestiones más debatidas en este ámbito es el reconocimiento de la condición del espectro autista como una discapacidad psicosocial. Algunas personas en el espectro consideran que identificar a esta condición como una discapacidad limita su dignidad, sin embargo, lo cierto es que la falta de reconocimiento expreso hace más difícil la aplicación en su favor, de posibles ajustes razonables.
Flor de Loto: En mi calidad de presidente de la asociación civil “Soy Asperger,” tendré el honor de participar en los próximos días en diversos eventos para la visibilización e inclusión social de las personas que vivimos con esta condición.