Lo que se anunció con mucha espectacularidad y grandes esperanzas, se tuvo que abortar. La Guardia Nacional iba a entrar a la capital del país, informaban hace medio año, el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Decisión polémica y determinante en el resultado de la estrategia de seguridad del país, pero el riesgo era mayor que los imperceptibles beneficios.
Vieron la ciudad en riesgo y sintieron la necesidad de jugarse la estabilidad de la capital y el futuro de la estrategia de seguridad. La decisión parecía acertada, pero no fue lo suficientemente planeada y una mala ejecución decretó su futilidad. Al menos en esta primera etapa.
Quisieron defender la CDMX como su última trinchera en el país, ponerla de ejemplo y mandar un mensaje claro a la delincuencia organizada y a los criminales que, por unos cuantos pesos, son capaces de todo. Y fueron precisamente estos maleantes los que representaron el mayor reto, su mimetización con el entorno y la protección del barrio y su familia, los hicieron intocables. Existen colonias de la ciudad, donde la policía sigue sin entrar y si lo hace es en operativos especiales, en los que les ha ido muy mal.
Gracias a la oportuna y eficaz intervención del general Luis Rodríguez Bucio, titular de la institución, se dieron cuenta de que la presencia y capacidad de respuesta de la delincuencia organizada en la ciudad, es más fuerte de lo que pensaban. No quisieron agitar el avispero. Conocen y sufren a diario esa estrategia fallida de Felipe Calderón. Decidieron no dar palos de ciego y preparar mejor su entrada triunfal a la CDMX.
Para ello, necesitan formar un equipo antimotines bien capacitado y equipado, que refuerce las acciones de la Guardia Nacional y que pueda salvaguardar el orden en las zonas donde la comunidad decida hacer frente a la autoridad y trate de liberar a los detenidos. Se requiere planear bien dónde, cuándo, cómo y para qué entrar. La Jefa de Gobierno informó que ya realizan labores de inteligencia con la Guardia Nacional, ojalá estén mapeando, tengan números, apodos, nombres, ubicaciones, horarios, capacidad de reacción y modus operandi.
Espero que estén preparando una estrategia especial de comunicación, para que la Guardia Nacional sea bien recibida por la opinión pública y que pueda hacer frente a una excesiva exposición a las redes sociales y medios de comunicación.
De otro modo, veremos más noticias espectaculares como la entrada de la Guardia Nacional al Metro de la capital, pero sin un por qué, por cuánto tiempo, ni para qué entraron. Y con ello, la pérdida de seriedad de una institución apenas creada y ya con un extenso historial de desilusiones.
Finalmente, cuando sea el momento, deberán combatir el robo en el transporte público, de autos y a transeúntes, lograr una ciudad segura para las mujeres, de lo contrario, la espera y tanto trabajo de escritorio, no habrá valido la pena.
La imagen del Estado estuvo a punto de ser dañada, por poco y dejan el futuro de la ciudad a la improvisación. Corrigieron a tiempo, se agradece y valora. Tomen el tiempo necesario para planear un golpe certero y definitivo a la inseguridad capitalina. Den pasos firmes y decididos, tienen el apoyo de la ciudadanía, de los legisladores, de todas y todos los alcaldes, desde un Víctor Hugo Romo en Miguel Hidalgo, hasta una Clara Brugada, en Iztapalapa, aprovéchenlos.