¿Cómo fue nuestro primer beso? Podemos hacer un ejercicio de memoria y seguramente los recuerdos vendrán poco a poco, el aroma, nuestra edad, la sensación, los nervios.
¿Quién no tuvo dudas de cómo
hacerlo? Lo que para un adulto podría resultar algo banal, algo por el mero placer o por mera costumbre, para un adolecente es totalmente diferente; un gran paso, el paso definitivo a la madurez.
Los niños no besan niñas, los adultos besan
mujeres. Esas y más dudas son las que atormentan a Max (Jacob Trembley) cuando es invitado a su primera fiesta de besos y en donde estará la chica que le gusta.
Max junto con Lucas y Thor (Keith L. Williams- Brady Noon) sus dos mejores e inseparables amigos, se encuentran en un dilema, a pesar
de que entre la comunidad escolar presuman hazañas sexuales, estos ni siquiera han tenido su primer beso.
La opción primera es investigar en internet
todo lo que conlleva el besar a alguien en los labios, pero esto deja más dudas que respuestas, la segunda -evidente a la desesperación juvenil- es utilizar el dron del padre de Max, al cual expresamente le ordenó no acercarse a él, y espiar a la vecina y su novio y así tener información de primera mano.
Evidentemente todo sale mal y, con tal de
no ser castigados, la triada de jóvenes deberá reponer ciertos objetos perdidos antes de que anochezca y así no perder su permiso de ir a la
fiesta, lo cual pondrá a prueba su amistad, su valentía y su masculinidad.
Chicos buenos de Lee Eisenberg es una historia bastante llena de clichés, pero que están tan
bien ejecutados que apenas y se sienten y se agradecen, aunque también resulta extraño que, una comedia adulta, con chistes para adultos, sea protagonizada por preadolecentes y que este tan bien calibrada que en ningún momento se siente agresiva –ni para el público ni para los actores-, pero que invita a la remembranza de la edad adolecente por la que todos hemos pasado.
Como menciono, se agradece y resulta extraña esta comedia, puesto que esta época de
corrección política tanto los productores como el director se arriesguen con un filme que afortunadamente no llega al grado visceral de series como Big Mouth por ejemplo, en donde lo escatológico es más bien agresivo.
Good Boys ataca directamente a la nostalgia
y critica la masculinidad, dándoles su lugar al igual a que a las relaciones masculinas, extrañas y paradójicas, a la obligatoria madurez y lo duro que a veces resulta el cambio de niño a adolecente.
Divertida, hilarante, por momentos enternecedora. Para mayores de quince años, Chicos
buenos, refresca las marquesinas y demuestra que un chiste contado mil veces puede tener nueva vida si se sabe hacer con inteligencia.