La trascendencia de las instituciones dedicadas a construir y proteger el sistema democrático, sería imposible sin la participación activa de las mujeres, en virtud que, con base en el ejercicio de sus derechos, se garantiza la igualdad sustantiva y la equidad de género en los procesos electorales.
El liderazgo de las mujeres ha resultado fundamental para la toma de decisiones en el ámbito político-electoral, permitiendo con ello la edificación de una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria.
A pesar que en muchos países las mujeres tienen derecho a votar y ser votadas para encabezar cargos públicos, su participación en las instituciones electorales sigue siendo limitada, considerando que los espacios de toma de decisiones son ocupados mayoritariamente por hombres y, en este contexto, los Consejos y Tribunales electorales no son la excepción.
La presencia de mujeres en el ámbito electoral es importante por distintas razones, principalmente, porque tenemos un panorama inigualable de los problemas que nos afectan. Actualmente, a pesar de las grandes reformas pro mujer, seguimos siendo más propensas a sufrir discriminación y violencia de género para acceder a cargos públicos.
Por otro lado, la presencia de mujeres en este tipo de instituciones, sin duda puede servir como un ejemplo a seguir para otras mujeres. Esto representa una ventaja ya que, al estar abriendo caminos, las mujeres que distinguen a otras en cargos de liderazgo, son atraídas para aspirar a puestos de dirección y poner en práctica acciones para alcanzarlos. Concretamente esto puede inspirar a otras mujeres para participar en la política y tener un rol directivo y proactivo en la toma de decisiones.
Adicional a ello, la presencia de mujeres contribuye a mejorar la calidad de las decisiones tomadas. Está demostrado que la diversidad de género en los órganos de toma de decisiones, arroja decisiones mejor sustentadas y con mayor efectividad.
Para garantizar la presencia de mujeres en los órganos electorales, es y seguirá siendo necesario provocar cambios culturales que derriben el patriarcado y establezcan un marco legal con mayores garantías.
En definitiva, para lograr una democracia inclusiva y efectiva, primero se debe garantizar equidad de género en los órganos directivos electorales, por lo menos en el cincuenta por ciento de los cargos, promoviendo destacadamente con ello la participación de las mujeres en la edificación de la cultura democrática. Los procesos electorales y de participación ciudadana, representan excelentes instrumentos para detonar una mayor participación de mujeres ciudadanas en el servicio público y en la promoción política.
Para concluir, actualmente las mujeres que participamos en el ámbito electoral estamos dando buenos resultados, los cuales, sin duda, abrirán camino hacia un futuro en el que muchas más mujeres expresarán sus puntos de vista con plena libertad y ejercerán sus derechos político-electorales.
Resolutivos: Felicito de manera sincera a la Ministra Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, quien fue galardonada por la Asociación Internacional de Juezas (IAWJ) con el Premio Derechos Humanos 2023.