“No se trata de comer cosas exóticas, extravagantes o caras; es recuperar en mucho lo que es la comida tradicional, el arroz el maíz el frijol”, fue el llamado hace unas semanas del presidente Andrés Manuel López Obrador para consumir, en medio de la crisis económica por la pandemia Covid-19, los alimentos ancestrales y característicos del campo mexicano. Pero ya salieron los negritos en el arroz.
Aunque a las actividades primarias, las agroalimentarias, les ha ido bien en el último año, incluso han impulsado la producción nacional y las exportaciones, y en el tercer trimestre tuvieron un crecimiento de 12% respecto al segundo cuarto, lo cierto es que aún somos deficitarios de muchos de esos alimentos tradicionales, ancestrales y recomendados por la 4T para sobrevivir en tiempos de pandemia.
Nos enteramos, por ejemplo, que compradores mexicanos en el mercado internacional de commodities reservaron grandes cantidades de maíz en Estados Unidos desde diciembre pasado, según recién informó el Departamento de Agricultura de ese país.
La reserva de maíz estadunidense fue por 891 mil 540 toneladas para entregar dentro de un año comercial que finaliza el 31 de agosto de 2021, y el saldo está programado para enviarse en 2022.
Los productores nacionales aceptaron que es posible que no puedan satisfacer la creciente demanda luego de los recortes de fondos estatales; además, anticipan y advirtieran sobre una creciente dependencia de las importaciones.
La venta flash fue la más grande para el mayor comprador de maíz estadunidense desde el 12 de diciembre de 2019, cuando se anunció un acuerdo por 1.6 millones de toneladas. Esto es un hecho y las autoridades comerciales de EU así lo reportan.
En contraste, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, asegura que México tiene garantizado el abasto de maíz para el consumo humano, con una producción para este año estimada en casi 29 millones de toneladas del grano -incluyendo el maíz amarillo-, lo que representa un incremento de entre 6 y 7 por ciento respecto al 2019.
A esto sume otro mensaje encontrado, dice María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que México dejó de ser uno de los principales países productores de maíz, puesto que en 2019 importó entre 16 millones y 18 millones de toneladas.
“La herencia neoliberal destruyó el sistema agroalimentario. Ahora es precario y ocasiona enfermedades y deterioro ambiental. México dejó de ser autosuficiente y soberano en la producción de maíz, nuestro alimento básico, y los productos importados han generado alteraciones en la salud y en el sistema agroalimentario”, fuerte y claro dijo la líder de los investigadores.
¿Qué comes corn o maíz, lo sabes?, ¿lo sabe la 4T?