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Como sabemos, Eduardo Ramírez, actual coordinador de los senadores de Morena, pedirá licencia a más tardar el próximo 15 de diciembre, fecha que, de acuerdo al periodo legislativo, prácticamente llega a su fin. Con ello, se cierra un ciclo y, en términos políticos, florece otro que, durante cinco años consecutivos, sentó un precedente relevante al hacer posible una serie de reformas constitucionales y leyes que son necesarias para la transformación del país. Hablamos de Ricardo Monreal, que camina nuevamente por los pasillos de la Cámara Alta.
Su retorno dice mucho. Se lee perfectamente cómo se moverán las piezas del ajedrez para seguir apuntalando los trabajos de organización y planeación, pero sobre todo para construir acuerdos al más alto nivel. Con esa perspectiva entendemos claramente el regreso de Ricardo Monreal. Se sabe que, para cuidar las formas internas, Monreal esperará sereno que pasen estos días, para después ocupar el escalón más alto que es la responsabilidad de guiar a los legisladores de su fracción, lo mismo que a los aliados. Y no solamente eso, el trasfondo es llegar a construir puentes de interlocución con las fuerzas de oposición a fin de allanar el avance en temas de mucha prioridad para el presidente López Obrador.
En esa lógica, Ricardo Monreal tendrá responsabilidades que, dicho sea de paso, domina a la perfección. De hecho, su eficiencia está plenamente calificada, máxime por su experiencia y madurez en asuntos legislativos y constitucionales. Esto significa que, para poder avanzar, hay razones muy poderosas para entender el regreso del zacatecano. Eso, desde luego, generó muchas opiniones positivas con sus pares. Incluso, lo primero que notamos, fue el poder de convocatoria de los medios de comunicación y la opinión tan influyente en temas dominantes de la agenda legislativa. Se nota, claro está, la sapiencia que, no cabe la menor duda, es fundamental para sacar adelante los pendientes.
A causa de su relevancia, uno de los temas más medulares es examinar los perfiles de la terna que el mandatario federal ha enviado, y, en consecuencia, tomar decisiones para elegir a quién ocupará el cargo de ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sabemos que, de entrada, no será sencillo por el clima que se ha formado en relación a los perfiles que fueron puestos sobre la mesa. Estamos en presencia de uno de los puntos más significativos de los últimos meses. Por ese motivo, es necesario la experiencia y madurez de un hombre como Ricardo Monreal. Por un lado, habrá que cabildear y tejer acuerdos al más alto nivel político. Esa, como muchas virtudes más, son una característica inherente del zacatecano.
Desde el 2018, fecha que inició la legislatura actual, Ricardo Monreal se ha convertido en el personaje más importante del legislativo. Vimos, durante cinco años consecutivos, la gestión y el cambio al paradigma legislativo. El zacatecano, por ejemplo, le imprimió un estilo propio; fluyó el diálogo y la pluralidad, pero sobre todo prevaleció el respeto y la tolerancia a los distintos puntos de vista. He ahí la importancia del retorno de un liderazgo como Monreal. De hecho, su regreso a la coordinación de los senadores es prácticamente inminente.
Y, además de ello, ya lo adelantó Monreal, seguirá llevando a cabo la encomienda que le delegó Claudia Sheinbaum. Es decir, será líder y pieza clave del engranaje para ganar la elección presidencial del 2024.