Semana de fiestas patrias y, como ya parece haberse hecho habitual, la mayor parte del público y buena parte de quienes dan los reportes del Gobierno federal estuvo más interesado en el vestido de la “no Primera Dama” y el orden, intensidad y timming con el que el Presidente mencionó a los héroes patrios, ante una plancha del Zócalo históricamente vacía. En temas menos banales, la economía comienza a mover la patita.
1. Respiro Industrial. Después de haber encendido cuanta luz roja sobre la economía mexicana en marzo y abril cuando el Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI). Elaborado por el INEGI, cayó 25% respecto al mes inmediato anterior y 30% respecto al mismo mes del año pasado, dejando al sector a un nivel similar al que se tuvo previo a la crisis de 1994-1995. Si bien aún está lejos de recuperar el nivel previo al desplome, el IMAI ya liga dos meses consecutivos en que muestra un comportamiento positivo.
2. Inversión. Algo similar al IMAI sucede con la inversión productiva y el consumo privado. En el caso de la Inversión Fija Bruta (IFB), misma que reporta el INEGI y considera el gasto tanto en construcción como en maquinaria y equipo, tanto nacional como importado, hay una mejora pues en el comparativo con el mismo mes del año anterior pasa de niveles de -37% en abril y -38% en mayo a -25% en junio. Desafortunadamente, el indicador sigue siendo pésimo para el país pues si no se invierte, no va a haber empleos nuevos, no se impulsará al consumo y sí se puede estancar la Demanda Agregada lo que, a su vez, limita el crecimiento que tanto necesita el país. El comparativo es contra el mismo mes ¡del 2019! Es decir, después de la mejora de junio la inversión está 25% por debajo de la de un año en el que la economía, lejos de crecer, se estancó en una tasa anual del PIB del -0.1%. Eso sí, sigo sin escuchar al Gobierno reconocer que hay una “crisis de confianza” en los mercados y eso es lo que deja al país sin inversión.
3. Consumo. En el caso del Indicador del Consumo Privado en el Mercado Interno del país, que fue uno de los indicadores que se mantuvieron estables más allá de las expectativas de los analistas hasta que inició una racha negativa con caídas marginales en febrero y marzo, un desplome de -19% en abril respecto a marzo y de -22% respecto a abril 2019, pero que en junio la logró romper al crecer 5.5% respecto a mayo y aunque se ubicó -19.6% respecto a junio de 2019.
4. Bye ahorros. Si bien la economía mexicana presenta señales de haber “rebotado” en ciertos sectores que innegablemente son importantes, todavía se está lejos de poder hablar de una recuperación. Son tímidas señales positivas, después de un periodo de sequía en el que no las hubo, pero que tampoco le solucionan nada a los trabajadores del país que en lo que vamos del 2020 han retirado de sus AFORES, de acuerdo con notas de prensa, algo así como $12,496 millones de pesos lo que supera desde ya el total de lo retirado en 2019.
5. ¡Tengan su optimismo! Justo hace una semana estos 5 puntos trataron sobre el excesivo optimismo de la SHCP en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), particularmente en lo que se refiere a las tasas de crecimiento del PIB tanto para 2020 como para 2021, así como a la plataforma de producción petrolera. Hoy la OCDE deja su proyección para 2020 en -10.2%, lo cual es más cercano al -10.5% que desde hace tiempo maneja el FMI que al 8% de la SHCP en los CGPE. Al tiempo.