En tela de juicio las decisiones de Mario Delgado en Morena

Javier Lozano

Hay que aclarar dos aspectos: una cosa es el partido, y otra el gobierno en turno. Del presidente López Obrador tengo respeto y admiración porque creo y seguiré creyendo en un proyecto de Nación bajo su liderazgo que ha dado alternancia y un giro que prioriza a los sectores sociales más vulnerables; lo mismo, aterrizó una agenda integral en rubros trascendentales, asimismo, ha luchado ferozmente contra la corrupción y el lastre que se enraizó en la burocracia institucional.

Y del partido como una institución autónoma del gobierno, ha dado mucho de qué hablar, sobretodo en su método de elección que parecía democrático, pero se convirtió en un instrumento sospechoso y lleno de dudas cuando anunciaron resultados inesperados que van en contra de una lógica.

Morena

Estalló un malestar generalizado en el seno de Morena— por la designación de perfiles— que competirán en las entidades donde habrá transición del ejecutivo estatal en 2021. Las experiencias y los testimonios de diferentes actores hablan de un agravio y un atropello a la democracia en su método de selección; eso, evidentemente, impidió que se transparenten los mecanismos para tomar decisiones. De nada sirve aplicar un sondeo si no hay veracidad, claridad y autenticidad.

Lo que aborrecemos, hoy predomina en los pasillos de la sede oficial de Morena en la ciudad de México: el dedazo.

Por esa razón, me llamó poderosamente la atención la designación que, francamente, es evidente— que existió un trasfondo más allá del poder de las mayorías— que en teoría fueron encuestados; fue terrible y oscuro. Aunque, muchos de los perfiles coincidieron, otros son incomprensibles de concebir— porque nunca superaron porcentajes a través de encuestadoras que levantaron previamente el pulso de la sociedad. Entonces, no todo fue miel sobre hojuelas en la “transparencia” de Mario Delgado. Hubo una feroz intromisión que mostró deficiencias y señales de fragilidad.

¿Cómo recomponer ese agravio?, ¿por qué justamente en Morena?, ¿y la transparencia?, ¿qué pasó con no mentir?

La información publicada o difundida ante la prensa Nacional habla entonces de una posible fabricación. Únicamente se anuncia al perfil que, supuestamente, alcanzó los parámetros determinados para oficializar su designación; sin embargo, el diagnóstico aplicado nunca se divulga. Por ello, han comenzado a cuestionar la legitimidad que careció de nitidez. No hay evidencia que retrate lo inaceptable.

La dirigencia Nacional que encabeza Mario Delgado, se niega a dar más explicaciones. Cumple únicamente con anunciar pero no muestra documentos que fundamenten el sondeo. Eso evidentemente acarrea suspicacias y sospechas que pisotearon a una base inmensa de militantes y simpatizantes que muestran su agravio; tienen todo el derecho: los valores intrínsecos del Lopezobradorismo hablan de erradicar el viejo legado tradicional del dedazo que hoy en día hunde en la credibilidad al CEN.

Es triste y sorprendente.

Esa señal puede fragmentar a una militancia en todo el país. A pesar de que el CEN de Morena ha declarado oficial los nombramientos, la última palabra la tienen las bases. De hecho, muchos han confesado abiertamente su rechazo a las imposiciones; asimismo se informó en distintos estados que, la organización para la defensa de la legalidad, será un instrumento para disponer el derecho a la manifestación pacífica.

Al concluir las 15 postulaciones parece que la tensión aumentará debido a que muchos aspirantes fueron favorecidos bajo el flujo del influyentismo. Se supo también que, funcionarios del gobierno federal, transitaron por la sede oficial de Morena para apadrinar perfiles a fin de que Mario Delgado claudicara. Al final, el desenlace se inclinó en medio de la presión; por ello hay declaraciones de fraude y denuncia de cacicazgo.

Justamente, el concepto de imposición no tiene cabida en Morena— declaran algunos actores de las entidades. —Se supone que Regeneración Nacional es distinto. Sin embargo, los fantasmas del pasado acechan el epicentro institucional de un partido que se mueve más por la imagen dominante del presidente Obrador que ha demostrado rectitud y honestidad con funcionario.

No obstante, la dirigencia Nacional de Morena en la actualidad, ha dado señales de servilismo a grupos que han podido minarse hasta las entrañas de la organización y la toma de decisiones; así, parece que la influencia de la cúpula de una minoría ha provocado que, desde todo el territorio, se muestre la inconformidad. Entonces, siendo así, se duda ampliamente si realmente existió una consulta para elegir a los mejores; muchos no cuadran en ese razonamiento lógico porque fueron arrollados abrumadoramente por punteros que demostraron capacidad en la intención de voto.

La verdad es que el proceso se nubló. Eso, evidentemente, coloca a Mario Delgado en el centro de la crítica y los señalamientos para transparentar el ejercicio. Mientras tanto, esto se ha denominado por muchas entidades como una operación maniobrada para beneficiar actores que son carentes de popularidad y liderazgo. Eso pondrá en riesgo la elección más allá de la fractura inminente que se dará en el transcurso del ejercicio.

Tal parece que estamos en la puerta del viejo priismo rancio donde los manotazos y las negociaciones recurrían a ser una praxis tradicional que sentenció el final del PRD. Esos capítulos los recordamos todos; sí Mario Delgado no hace nada, esto será el comienzo de un perredismo que da chispazos de compadrazgo en medio de grupos que, sobre la mesa, acuerdan el rumbo de los espacios del poder.

López Obrador lo advirtió, “si Morena pierde su principio, renunciaré y pediré le cambien el nombre”. Ese escenario parece haber comenzado. Mario Delgado abrió el telón de un episodio donde Morena da signos que ponen en entredicho sus valores. De eso nada tiene que ver el presidente. No cabe duda que, su honestidad, habla por sí sola.

Mario Delgado tendrá que resolver y aclarar a la militancia de Morena que desconoce los resultados.