No hay ninguna duda que, hace casi un año, se viene consolidando algo que no hay que descubrir porque, además de ser explícito, trajo un efecto de lucha interna. Hablo de la sucesión presidencial adelantada que dio marcha hacia adelante el presidente López Obrador desde Palacio Nacional.
De hecho, en los últimos días se ha intensificado el intercambio de posicionamiento para colocarse en el punto central del mapa de los presidenciable de Morena- y que nos han servido de ejemplo- para ir haciendo un análisis y evaluación del potencial que reconocemos gracias a la experiencia y madurez de quienes, en un momento dado, competirán por la candidatura.
En ese enorme reto el propio presidente ha nombrado una lista de posibles presidenciables; todos ellos funcionarios que representan el proyecto de la 4T. Hoy, de hecho, son los nombres que se manejan, incluso en las mismas encuestas que se han difundido. Lo cierto es que es muy prematuro para ir adelantando un escenario de esa naturaleza, sobre todo porque el mandatario federal ha omitido el nombre de Ricardo Monreal.
Él forma parte de esa lista de presidenciables de Morena. La propia carrera política y, sobre todo la experiencia en más de 40 años en distintas posiciones y en calidad de servidor público, le han servido como parte de la vocación de aportar a que el desarrollo del país camine por la dirección correcta, asimismo, para ganarse el reconocimiento y demostrar, con hechos, que se encuentra a la altura de las circunstancias.
Lo mencioné en un momento a través de estos espacios: el presidente no ha nombrado a Ricardo Monreal, sin embargo, eso no significa que no esté. Eso ha sucedido cada ocasión que le preguntan al jefe del ejecutivo federal; no obstante, el mandatario federal tendrá que reconocer tarde o temprano que, en esa baraja de aspirantes, el perfil del zacatecano sobresale potencialmente porque representa, en estos momentos, un actor poderoso en términos políticos, sobre todo por la capacidad que ha demostrado en el Senado de la República.
Y cómo no mencionarlo si, hoy por hoy, su nombre aparece diariamente en los titulares de la prensa. Es cierto, repito, que no ha sido nombrado, empero, el senador no se inquieta ni se inmuta. Caso contrario, sigue trabajando; lo más importante para él es que, gracias a ese desempeño, continúa elevando su nivel que pone siempre en manos de su capacidad para tejer acuerdos.
Con esos años de experiencia y sabiduría, el senador Ricardo Monreal es, a juicio de una inmensa mayoría de militantes y simpatizantes del lopezobradorismo, el aspirante favorito. Sobre todo porque viene en desventaja; no obstante, nos ha demostrado una y otra vez que, ante la adversidad, sale siempre adelante en cualquier caso y escenario a pesar de las brechas y obstáculos.
Él mismo lo comentó ayer en conferencia: “soy un hombre libre, con autonomía en mis opiniones, soy un hombre consistente de lo que pasa en el país y un hombre que sueña con la unidad de los mexicanos. Mi compromiso principal es que los mexicanos estemos unidos en lo fundamental. Por eso, aún con exclusión, es un honor estar con López Obrador”.
Cualquiera hubiera mostrado su inconformidad, sobre todo cuando hay justificación de ser nombrado en la lista de presidenciables de Morena; sin embargo, muestra serenidad y responsabilidad política; al senador lo mueven los principios y sabe perfectamente en el momento en que hay que llevar a cabo una estrategia para meterse de lleno al juego por la silla presidencial y apretar el acelerador.
Si hay alguien que sabe medir el termómetro electoral es, sin duda, el senador Ricardo Monreal que ayer envió un mensaje de un alto nivel político, máxime porque, en más de 30 años, ha respaldado y defendido el proyecto que encabeza el presidente López Obrador de manera irrestricta.
Por eso y por muchas cosas, ¡es un honor estar con Obrador!.