Fútbol, barbarie ¿y la policía? …
Por: José Francisco De Villa Soto
¿Qué está pasando en el país? A la par que se aprueban normas que, en algunos casos, son de avanzada, a la par se deja en claro el evidente descontrol, las constantes violaciones a los Derechos Humanos y en algunos casos, la incapacidad para cumplir con los estándares que establecen las leyes. Vemos dos realidades cada vez más disonantes: el ser y el deber ser.
La seguridad no es la excepción, en el 2019 se reformó de nuevo la Constitución y se publicaron diversas reformas y nuevas leyes con cambios para todo el país en materia de desarrollo policial, uso de la fuerza y el registro de detenciones. Sin embargo, los datos sobre la incidencia delictiva y las violaciones en materia de Derechos Humanos siguen preocupando.
Si se tiene alguna duda, basta leer las noticias sobre el aumento de la violencia y advertir los vacíos de poder que probablemente entes no elegidos democráticamente están llenando. Basta recordar la violencia que se vivió hace unos días en el Estadio Corregidora, en el partido de fútbol entre Querétaro y el Atlas. Basta ver las constantes notas sobre agresiones de policías y hacia policías. Basta ver la alienación entre ciudadanía y los cuerpos de seguridad que se está traduciendo en espacios de violencia en los que al final todas y todos resultamos afectados ¿Qué culpa tenían las familias en Querétaro que sólo querían disfrutar de un partido de fútbol y se vieron atrapadas en medio del fanatismo, la barbarie y el odio?
De ahí la necesidad de fortalecer a las instituciones de seguridad y en general al Estado para contar con las condiciones institucionales y democráticas que permitan a las y los servidores públicos cumplir con su labor. Si se tiene alguna duda sobre lo que falta, vale la pena leer las investigaciones de Causa en Común que dejan en claro que no se ha logrado óptimamente en el país cumplir con ninguno de los ejes mínimos en carrera policial, profesionalización, régimen disciplinario, seguridad social ni en certificación. Dicho en otras palabras, aún no tenemos un óptimo desarrollo policial.
Además, no se puede olvidar que la policía no sólo es fundamental en materia de seguridad, también es el primer contacto, ósea, el primer respondiente, en el Sistema de Justicia Penal. Si este pilar no es fuerte, difícilmente se podrá ganar un caso ante tribunales y entonces se optará en mayor medida por el «ojo por ojo y diente por diente» por entes o medios que ni son legales ni responden a una lógica estatal o democrática.
Estos hechos de violencia e incapacidad de contenerla nos obligan a pensar en lo mucho que está pendiente. Si no se atiende esto, gente inocente seguirá atrapada en medio de batallas de las que no son culpables y no habrá mecanismos estatales efectivos para lograr justicia, verdad ni reparación hacía las víctimas.