Respirar, moverse, sudar, soltar. Así se vive una clase de KO, el método creado por la entrenadora peruana Ale Llosa, que está revolucionando el concepto de bienestar en el mundo. Lejos de los gimnasios convencionales y de las rutinas centradas solo en el físico, KO llega a la Ciudad de México con la apertura de su segunda sala de entrenamiento, ubicada en Fitness Collective (Horacio 203, Polanco), y marca el inicio de su expansión nacional.
“KO no es un deporte, ni un gimnasio. KO es un método de transformación personal. Un sistema de entrenamiento para la vida. A diferencia de otras disciplinas que solo entrenan el cuerpo, en KO entrenamos cuerpo, mente y emociones al mismo tiempo. Cada clase está diseñada como una experiencia integral donde te desbloqueas, te liberas, te conectas contigo mismo y sales más fuerte física y emocionalmente”, explica Ale Llosa, fundadora del método que ya tiene presencia en siete países y ha sido reconocido por su enfoque holístico y profundamente humano.
El secreto de KO está en su diseño meticuloso: cada movimiento, cada canción, cada intención y cada palabra están pensadas para impactar en los tres niveles del ser. Se trabaja el cuerpo desde la fuerza, agilidad y flexibilidad; la mente desde la conciencia y el enfoque; y las emociones desde la liberación y el autoconocimiento. Todo está coreografiado para que el entrenamiento se sienta no solo en los músculos, sino también en el alma.
“Queremos convertirte en un Ninja en Movimiento, siempre listo, como el artista marcial: equilibrado y en su centro”, explica la fundadora. Y es que KO no busca únicamente cuerpos esbeltos, sino seres humanos más presentes, conscientes y resilientes.
Ale sabe que no todos los caminos llevan al fitness desde el mismo lugar. KO fue su forma de sanar y reconstruirse tras una crisis personal. “KO nació desde mi propio caos. De un momento de crisis, de dolor profundo, de no reconocerme. Fue ahí donde entendí que todo se entrena, incluso la felicidad”, cuenta. “Eso que me salvó, hoy se convirtió en método para miles”.
Por eso mismo, KO no requiere experiencia previa. “Las personas que más conectan con KO son aquellas que están en búsqueda de algo más, gente con altos niveles de estrés, gente que quiere entrenar el cuerpo, pero también sanar, soltar y reencontrarse. No se necesita estar ‘en forma’: lo único que necesitas es querer sentirte mejor contigo mismo”.
Para la práctica del KO, el aspecto emocional es la clave para el entrenamiento de acuerdo con Llosa. “El bienestar emocional no es un extra: es parte del entrenamiento. En KO, llorar es tan bienvenido como sudar. Creemos que cuando liberas tensiones emocionales, el cuerpo se vuelve más ligero, la mente más clara y la energía se eleva. KO te enseña a sentir, abrazar y transformar tus emociones en fuerza”.
Elegir a México como el siguiente país en la expansión del método no fue casualidad. “México vibra con fuerza, corazón y alma. Sentí que era el lugar donde KO podía despertar muchas almas que necesitan moverse, sentir, soltar y reencontrarse”, dice Ale con entusiasmo. “La gente es amorosa y buena vibra. Sin duda puede ser un país donde se contagie mucho de energía positiva. Dejar de vivir por encima y profundizar bonito”.
Desde la primera clase, quienes lo practican sienten algo diferente. “Una sensación de ligereza y energía brutal. Sientes que desbloqueaste tu cuerpo, que volviste a respirar, que liberaste algo”, cuenta. “Te vas con una sonrisa que viene de adentro”.
Recientemente Ale Llosa fue reconocida por Forbes como una de las 50 mujeres más poderosas de Perú y España, este nombramiento lo toma con humildad. “Fue un recordatorio de que mi voz tiene una misión. Me impulsó a seguir más fuerte, a expandir KO, a contarle al mundo que hay una forma distinta de vivir, entrenar y liderar. Desde el alma”.
En su filosofía, entrenar para la felicidad no es una metáfora, es una práctica diaria. “Significa entrenar a mi cerebro para valorar la vida, agradecer a diario y no dejar que los problemas le ganen a la ilusión. La felicidad no es un lugar al que llegas: es una forma de caminar”, destaca.
Los beneficios a corto y largo plazo van desde más fuerza física, más flexibilidad y resistencia, pero ante todo, claridad mental, creatividad, alegría y optimismo, pero lo más importante: una actitud completamente distinta frente a la vida.
Imagen: Especial