Los desgobiernos oligárquicos, de los pocos ricos, tienen que adaptarse para poder sobrevivir ante la forma de gobierno opuesta, la de los muchos pobres, la democracia. Para ello, tienden a disfrazar sus rasgos más evidentes aparentando simpatía con algunas instituciones democráticas y contrario a lo que se creería, no se alejan de los pobres que pueden terminar con su dominio, sino que se tratan de acercar a ellos.
Así, las y los aspirantes presidenciales panistas siguen al pie de la letra el guión establecido por su líder moral, el empresario Claudio X. González. Esta estrategia busca confundir al voto popular, saben que con los votos de la derecha no les alcanza y van por más votos a partir de la farsa de que ellos también son de izquierda. Ya que, en México, ser de izquierda es motivo de orgullo, mientras que los conservadores temen
mencionar la palabra “derecha”, porque los distancia de la mayoría.
Parafraseando a la puntera presidencial morenista, Claudia Sheinbaum, Claudio X. González entró a su tienda de disfraces y salió con la máscara de moda, afirmando ser de izquierda. La defensa de los intereses oligárquicos no tiene límites y se vale de todo, con tal de conseguir que regrese el sistema político en el que no existía división entre el poder político y el poder económico.
Cumpliendo el guión, la senadora Bertha Xóchitl Gálvez se presenta como indígena, económicamente exitosa, fruto del esfuerzo personal y de la
ya desaparecida (por el neoliberalismo) movilidad social. Su vestimenta y su forma de comunicarse, trata de encontrar la empatía del sector popular, pero como bien le dijo Epigmenio Ibarra, no puede explicar qué hace siendo candidata de la Oligarquía.
Basta ver las fotos de los eventos que ha tenido Bertha Xóchitl, para darnos cuenta que no ha tenido el éxito que se esperaba, siempre se le ve en eventos muy bien cuidados, rodeada de empresarios y gente de las élites locales panistas, nunca rodeada del pueblo, de la gente a la que dice representar. ¿Es miedo o precaución?
Y, por si fuera poco, su equipo de comunicación, que parecía venir con todo y con ingenio, falló en lo más simple, compartir imágenes reales y acordes a la historia que quieren construir. En lugar de eso, subieron una foto en la que una tamalera tiene en su puesto un letrero de apoyo a Bertha Xóchitl, que resultó ser producto de Photoshop. Y para terminarla de amolar, subieron fotos de alguien listo para degustar un tamal, pero en la mesa de un restaurante. Con esos amigos, para qué quiere enemigos.
Al mismo tiempo, el todavía diputado federal, Santiago Creel en lugar de seguir su propia ruta y convencer a los panistas más conservadores, asustado por el discurso de Bertha Xóchitl, decidió aventarse la puntada de decir que “si hay alguien panista de izquierda es Santiago Creel”. Lo dijo sin temor, seguro de que es el camino marcado por la Oligarquía. Si quiere ser el elegido, debe jugar sus reglas.
Así, el conservadurismo tiene puesta su última esperanza en disfrazar a los oligarcas con características propias de una democracia.
Paradójicamente, con demagogia y populismo querrán engañar a los necesarios para ganar.
ENTRE GITANOS.
TABOADA, EL TAPADO.
Después de haber sido destapado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, como el elegido de la oposición para competir por el gobierno de la CDMX, Santiago Taboada fue el único que se pronunció al respecto. Kenia López mejor se enfocó en lo nacional, mientras Lía
Limón y Adrián Rubalcava optaron por guardar silencio.
EN EL CONGRESO ES CLAUDIA.
En la oposición del Congreso de la CDMX, se ilusionaron al ver que no todas y todos los diputados de la 4T asistieron a la conferencia encabezada por la futura alcaldesa de Azcapotzalco, Nancy Núñez, en la que se presentó el Comité de Apoyo a Claudia Sheinbaum en la CDMX. Sin embargo, quienes no pudieron asistir, han manifestado abiertamente y en diversas ocasiones su respaldo a la futura presidenta de México, así que se quedarán con las ganas de ver dividido el Congreso.
*Especialista en Ciencia Política y Gobierno.
avilezraul@hotmail.com