La educación no es un tema que pueda dejarse al azar o someterse a los caprichos políticos o ambiciones de grupos radicales del magisterio

No debería sorprendernos que México este reprobado en materia educativa. Evaluaciones nacionales e internacionales revelan que las niñas, niños y adolescentes no alcanzan los estándares de aprendizaje indispensables para su desarrollo.

El Estado no ha garantizado el derecho a una educación de calidad a todos los mexicanos; existe inequidad y baja calidad en el sistema educativo nacional. A causa de la pandemia de Covid-19 llevamos dos ciclos escolares irregulares que dejaron perdidas en el aprendizaje, deserción escolar y severos problemas de salud en los estudiantes y si no se toman las medidas necesarias, el daño podría ser fatal.

La organización México evalúa, señala que –a mediano y largo plazo–, debido al fuerte impacto en el sistema educativo nacional, se esperan también repercusiones negativas en la productividad, competitividad y desarrollo económico del país.

En el más reciente informe Education at a Glance –que publicó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)–, se analizó el desempeño educativo de varios países, con el propósito de lograr sistemas educativos más equitativos, incluyentes y efectivos.

En la información referente a México, se menciona que nuestro país –en comparación con otros integrantes de la OCDE–, atiende a una menor proporción de estudiantes e invierte un menor porcentaje de recursos, tanto en educación como en ciencia y tecnología. En tanto, la educación privada atiende a más estudiantes e invierte más recursos que los países miembros de la OCDE.

A pesar de este diagnóstico negativo en el Paquete Económico 2023 se propone que el gasto educativo se incremente en 4.5 por ciento, respecto al 2022, y los aumentos se centrarán en los programas federales La escuela es nuestra, así como en los centros y organizaciones vinculadas al nivel de Educación Media Superior y Superior.

Sin embargo, la Educación Básica –la cual conforma 73.1 por ciento de la matrícula escolar–, no cuenta con el presupuesto necesario para combatir los efectos de la pandemia por Covid 19, por lo que sólo el 0.25 por ciento del gasto público se destinará a la atención de las primeras infancias.

Ante este desolador panorama, los gobiernos estatales han empezado a tomar medidas. Por ejemplo, en la Ciudad de México, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum presentó en enero pasado una iniciativa para que se eleven a rango constitucional los programas Mi beca para empezar y La escuela es nuestra, para garantizar ese apoyo de forma permanente a la economía familiar.

En varias ocasiones ha señalado que para su administración es muy importante apoyar la educación pública y garantizar que sea de alta calidad, por medio de los programas integrales para la educación como La escuela es nuestra y la conectividad gratuita a Wi-Fi.

Y aunque la propuesta ha sido bien vista por la oposición, ya transcurrieron diez meses y en el Congreso local los diputados no han logrado ponerse totalmente de acuerdo. Y es que el PAN –que no se opone a la universalidad de este programa–, busca que no se dé un uso electoral de los programas, por lo que presentó una propuesta para ponerle un candado a las becas.

Con esta medida quedaría prohibido para las autoridades de la Ciudad de México, partidos políticos, candidatos, organizaciones sociales y personas físicas o morales, utilizar estos programas con fines lucrativos, electorales, promoción personalizada o partidista.

La propuesta panista también busca revivir las escuelas de tiempo completo y dejarlas plasmadas en la Constitución.

A la par de iniciativas que buscan respaldar económicamente a las familias, especialistas en pedagogía han recomendado que se les dé prioridad a materias como español, matemáticas y pensamiento científico y atender de manera profesional a los estudiantes que enfrentan problemas de salud mental, derivados de la pandemia por Covid-19.

Sin duda, el panorama es muy complejo y sensible, y el tema educativo lo es más, porque ahí confluyen una serie de factores que, por sus implicaciones, necesariamente impactan a la sociedad en su conjunto. Por ello, es indispensable que tanto maestros, padres de familia e instituciones gubernamentales trabajen de manera coordinada, para dotar a los estudiantes de las herramientas que necesitan para enfrentar el mundo competitivo del siglo XXI. La educación no es un tema que pueda dejarse al azar o someterse a los caprichos políticos o las ambiciones de grupos radicales del magisterio.

Exdiputada federal, asesora de la AC Impulsa y colaboradora del STUNAM

Rocío Barrera

Exdiputada federal, asesora de la AC Impulsa y colaboradora del STUNAM