La fiesta está en economía, menos en la FED

Para el de a pie -como dice mi vecina y varios muchos más- la situación sigue igual, se va al mercado con 500 pesos y solo alcanza para la comida de un día; se llena el tanque de gasolina de un auto pequeño con mil 200 pesos, y el transporte de la semana, si solo se usa el metro y algún autobús, ida y vuelta, cuesta 560 pesos por mes.

A lo que podemos sumarle el café y la comida en oficina en la fonda de la esquina, 1,800 si no queda otra más que comer cinco días por cuatro semanas en el trabajo; más la tanda, la pape de los hijos, los alimentos en casas, la renta y los servicios… ¿a quién le alcanza con sueldos de salario mínimo? Casi 19 millones de mexicanos solo gana el salario mínimo de 5,258 pesos mensuales (entre los formales).

En Estados Unidos la situación económica se prevé difícil, siguen hablando de recesión, incluso ayer con el anuncio de política monetaria donde por cuarta vez consecutiva se aumentó la tasa de interés referencial, ahora la Reserva Federal, la FED, la volvió a incrementar 75 puntos base, se confirma que aún ven lejos una inflación controlada.

Bueno pues en México los pronósticos son optimistas, desde la semana pasada, insisto no entre la ciudadanía que padece la carestía y la falta de empleo, sino entre las autoridades y los especialistas que han mejorado sus expectativas de crecimiento y recuperación. Por ejemplo, ayer también, se dio a conocer la Encuesta de Expectativas del Sector Privado realizada por el Banco de México (Banxico), en donde los parámetros aumentaron.

Claro está que siempre, tras el anuncio de la FED que dejó su tasa dentro de un rango de 3.75 a 4%, histórico en ese país, en su próximo anuncio de política monetaria se espera que el Banxico también vaya detrás, como es “la costumbre”, y también incremente nuevamente la tasa que al sistema bancario lejos de ahuyentar a la clientela les ha traído más solicitudes de crédito y ganancias; ¡así está la cosa en México! Y cuando tiene patas y grazna, es Pato¡

Pues la cosa es que los encuestados, los especialistas del sector privado, dicen que el país cerrará 2022 con un crecimiento de 2.10%, mayor al 2% dicho en la encuesta pasada.

Además, en los resultados del Banxico se publica que “las estimaciones para la inflación se deterioraron, ahora se prevé en 8.50% para diciembre de 2022 (8.44% anterior) y en 5.09% en 2023 (4.76% en la encuesta de septiembre)… Para el tipo de cambio, la expectativa mejoró, de 20.62 pesos por dólar al cierre de 2022 de la encuesta anterior a 20.40 en la actual, para finales de 2023 se estima en 21.03 (21.38 previo)”.

Y en lo que respecta a empleos, los encuestados dicen que ahora se calcula la creación de 617 mil plazas registradas ante el Instituto Mexicano del Seguro Social desde 610 mil en septiembre, para 2023 se deterioraron las previsiones, al pasar de 393 mil a 385 mil empleos.

A lo anterior habrá que agregar que el Gobierno federal “canta victoria” (aunque lejos está de pertenecerle), pues reportan quie en septiembre ingresaron 5,031 millones de dólares por remesas del exterior, un crecimiento anual de 14.1% desde 7.8% del mes anterior.

“El resultado se explica por el aumento de 10.1% en el número de operaciones y de 3.7% en el envío promedio, el cual se ubicó en 394 dólares. Con cifras desestacionalizadas las remesas crecieron 4.2% mensual, después de la caída de (-)5.1% de agosto. En pesos reales, el aumento anual del indicador fue de 5.1% desde -0.6 hace un mes. Durante enero-septiembre ingresaron remesas por un valor de 42,965 md, 15% por arriba de lo registrado en el mismo periodo de 2021”, apuntan los del Banxico.

Pero hay un más de un negrito en el arroz. En el más reciente análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp), perteneciente al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), se cita que desde el momento en el que se dio a conocer y se aprobó la Ley de Ingresos de la Federación para 2023, este colegiado, entre otros organismos y especialistas, expresó su preocupación por la sostenibilidad de las finanzas públicas, ya que la proyección de los ingresos públicos para financiar el gasto propuesto se elaboró bajo supuestos optimistas, sin la necesidad de planear un déficit “excesivo” que implicase un aumento importante de la deuda pública como porcentaje del producto interno bruto.

El paquete económico “refleja la debilidad de las fuentes de ingresos recurrentes a pesar de la política tributaria instrumentada por el SAT - que sin duda ha contribuido de manera importante en la recaudación de recursos-… Aun bajo el pronóstico optimista, la previsión de ingresos totales respecto a lo estimado para 2022 es modesta, con un aumento de 0.8%, que en términos absolutos implica 390 mil millones de pesos. Este avance se apoya en el aumento de 9.9% en los ingresos tributarios que responde principalmente a un repunte significativo en la recaudación por concepto de IEPS, que compensa en su totalidad la caída prevista de 15.5% en los ingresos petroleros y de 25.8% en los ingresos no tributarios”.

El déficit de ingresos respecto al gasto público planeado para 2023 es históricamente alto. Asciende a 1.2 billones de pesos. La deuda pública habrá de aumentar precisamente en ese monto, lo que contrasta con el discurso oficial, que sostiene que no hay endeudamiento o deuda pública nueva.

De acuerdo con la proyección del gobierno que sustenta a la Ley de Ingresos aprobada, en su versión más amplia, -el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público- en 2023 alcanzará 15.5 billones de pesos lo que significa que en cuatro años de gobierno la deuda total habrá aumentado en 5 billones de pesos o casi 50%.

Y el endeudamiento público es elevado como se quiera ver. En todo el sexenio pasado la deuda aumentó 4.7 billones, en el antepasado en 2.8 billones y en del de 2000-2006 en 1.1 billones. ¿De verdad, hay fiesta?