Aunque ya le bajaron dos rayitas a la polémica causada por la iniciativa para fusionar la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en un nuevo súper organismo regulador conocido como el Instituto Nacional de Mercados y Competencia para el Bienestar (Inmecob); la propuesta sigue viva, y quien piense que solo es para ahorrar dinero, seguramente no ha leído la iniciativa.
Omiten que el Inmecob conservaría la personalidad jurídica, autonomía técnica, operativa y de gestión del IFT. Que la Cofece y el IFT duplican competencias (Corner Shop-Uber, Disney-Fox). Que el Inmecob solo tendría dos salas, una de competencia y otra de redes. Que no tocaría temas de hidrocarburos.
Se engañan porque el T-MEC solo exige que el regulador de telecomunicaciones “sea independiente” (¿de quién?) y que no se rinda ante un proveedor. Porque creen que hoy se elige a los mejores comisionados sin conocer sus calificaciones. Porque la autonomía del IFT siempre ha sido un sofisma.
Ocultan que el IFT conservaría sus 55 áreas, de las cuales ocho permanecerían intactas. Que la Cofece fusionaría sus 18 áreas y la CRE sus siete áreas. Que los actuales comisionados serían elegibles. Que se exigirá niveles superiores a la maestría. Y, sobre todo, esconden que la precaria competencia fue logro del marco regulatorio y del apetito del mercado mexicano por mejores servicios y tarifas.
No soy fan del senador Ricardo Monreal, pero su iniciativa no ha sido desbaratada por los rollos de los sesudos expertos del sector quienes solo se persignan invocando a la inmaculada concepción de la sobrevaluada competencia a la mexicana.
Bits anticorrupción
Ojalá que Emiliano Calderón, coordinador de la Estrategia Digital Nacional, nos explique por qué se están licitando servicios de telecomunicaciones con contratos de solo seis meses en varias dependencias del Gobierno federal. Quiero pensar que así se liberan y ajustan todos los contratos multianuales heredados del sexenio pasado. De lo contrario, solo los proveedores más grandes podrán cumplir las condiciones de servicio pues los más pequeños no tendrán tiempo, ni las economías de escala para ofrecer mejores precios. Así se abre la puerta a la contratación directa y con sobreprecios. El titular del IMSS, Zoé Robledo, no se anduvo por las ramas durante el lanzamiento del Observatorio de Precios de Medicamentos de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos pues fue ejemplo de la lucha que el instituto, junto con el gobierno federal encabezan para acabar con la corrupción que, asegura, tenían secuestradas a gran parte de las instituciones públicas. Así, el mensaje fue claro para un mercado que en el último año del peñismo pagó 35 mil millones de pesos al sector privado, el 60% para tres grandes beneficiados.